viernes, 26 de mayo de 2023

Mariano Blatt (Buenos Aires, 1983)

 

VENGO A PROPONERLES UN PROYECTO URBANÍSTICO 
 

Expropiar la traza
de la Avenida Juan B. Justo
y desenterrar el arroyo Maldonado.
Repetir la operación
con la cuenca del arroyo Vega
y con la de todos los arroyos
privados de la luz del sol
(Medrano, Vega, White
Maldonado,
Radio Antiguo-Ugarteche,
Boca-Barracas,
Ochoa,
Elía, Erézcano,
Cildañez y Larrazabal-Escalada
son
las cuencas que componen
el régimen hidráulico sobre el cual
se asienta nuestra ciudad
según un artículo del diario
"La Prensa").
Que broten
en sus lomadas
de nuevo las plantas
yuyos, yuyales
pastos y pastizales.
Que canten los niños
en concordancia
con las aves.
Que naden
los peces y que naden
las personas.
Finalmente
que el tiempo retroceda
y abandonemos la ciudad.
Vengo a proponerles
un proyecto urbanístico
de dífcil concreción.
Algunos dirán que es imposible
pero lo mismo dijeron ya
tantas veces.
Y en rigor
no era imposible
simplemente era
fantasía
pura y dura
ensueño cristalino
de miles de años
atrás.
El tiempo
que antecedió a este poema
ha terminado.
A partir de ahora
todo el tiempo
le habrá venido después.
 
 
 
 

¿Y EL PERRITO DÓNDE ESTÁ? 
 

Esa videollamada pudo haber sido un mail
y ese mail
pudo haber sido un poema.
Ese cliente, entonces,
pudo haber sido un poeta
y ese poeta pudo haber publicado un libro.
Ese libro
quizás
pudo haber sido leído por alguien y ese alguien
pudo
en algún momento
haber subido una montaña.
En la cima pudo el montañista
haber encontrado una moneda y esa moneda
pudo haber conservado su brillo
a pesar del paso del tiempo.
Ese brillo pudo haberse destacado
en la palma de la mano del escalador
al recibir la luz del sol
y el sol pudo
haberle inspirado poemas.
Una foto
pudo haber sido tomada en ese instante
y luego
en otro instante posterior
esa foto pudo haber sido procesada
en una casa de revelados.
Esa casa de revelados pudo haber sido
antes
una tienda de chucherías
y entre esas chucherías pudo
haber habido un camioncito de plástico verde
duro
con el que pude
haber jugado cuando era chico.
Mi papá pudo
haberse ido a trabajar
y mi mamá pudo
haberme arropado en el cochecito
para que yo pueda
dormir la siesta al sol tibio de la tarde
(esto me lo pueden haber contado).
Yo pude haber grabado
en esas siestas
un comportamiento de paz
y esa paz pudo
haberme hecho sobrellevar
varios momentos.
Este momento pudo
no haber existido y este poema pudo
no haber sido escrito.
Si yo quisiera podría
ir borrándolo así como pude
haber ido escribiéndolo.
Pero
(y acá viene el final
y junto con el final puede venir
el sentido de todo esto)
nada de lo que pudo haber sido
va a ser porque
si fue
fue
y si no fue
también fue.
Todo fue
entonces
y todo pudo haber sido
entonces
y sin embargo
ya no es
ni va a volver a ser.
No sé.
¿O sí sé?
No
no sé.
**********
de su poemario "Un lago que sube" Ediciones Neutrinos
Fuente: Eterna Cadencia  
 
(Fuente: Oscar Vicente Conde)

No hay comentarios:

Publicar un comentario