Poema de la mañana
Despierto tendido sobre la cubierta del día que zarpa
entre los gritos esbeltos de las sirenas de las fábricas.
Esta es la mañana con sus canastos de frutas
y sus carretones panaderos.
Golpeo sus lisas tablas con mis pies que aún persisten
semidesnudo canto, en el aire mi cabeza mojada.
Abiertos los brazos te siento, corazón viejo amigo,
a quien todos los días se estrecha la mano con ternura;
estás ahí dispuesto a partir hacia donde sea
llevando un rostro de mujer en tu latido exacto.
Tú dormirás aún con el rostro vuelto hacia mi recuerdo
y tu sonrisa distante sostiene mi remo en la mañana.
¡Eh, marinero,
estamos listos otra vez, suelta las amarras!
en Poesía chilena (Antología), 1931
(Fuente: Descontexto)
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