martes, 23 de mayo de 2023

Elianne Santiago (México)

 

Las putas, las santas
y las desahuciadas
no saben de amores,
un meteorito de realidad
ha hecho mella en su carne
y las ha postrado
más allá de su deseo. 
 
No son mujeres,
son invisibilidades
ante muchos. 
 
Muerden de noche
el silencio
y su cuerpo gime a solas
para contener el llanto.
 
Nadie escucha
y, de a poco,
se desvanecen
sin abrazo ni mirada
posibles. 
 
Una espina les desangra
la frente
en palomas crepusculares
de cavilaciones
y largos destierros.
Les duelen la sed,
el frío, el silencio,
la demasiada oscuridad
bajo sus pasos de niebla. 
 
Están lejos de ser amadas
por la vanidad del mundo. 
 
Sólo Dios en la llaga de su desconsuelo
las arropa con su nombre,
les escucha y mira de frente, 
 
porque una misma sangre
mana de sus heridas
y en idéntica soledad
a la suya las reconoce.

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