6 POEMAS PARA CELEBRAR EL NUEVO AÑO
Lo de la celebración del nuevo año corre por cuenta mía.
Es un acto precipitado, sin duda, si se piensa en la despro-
porción que cabe entre lo ya existente del nuevo año y cuán-
to le falta a este desarrollarse. Tampoco es exacto que los
poemas de Jacobsen hayan sido escritos con este propósito.
Su poesía es de celebración del mundo y de la vida humana.
En los tiempos que corren -y no hay muchas razones para
creer que son peores que los tiempos que corrían mientras
Rolf escribía estos poemas- cuesta montarse en la cinta ce-
lebratoria. Probablemente, con sus matices, todas las épocas
sean y hayan sido así. Casi me atrevo a pronosticar que las
que todavía yacen dormidas en el porvenir corran la misma
suerte. Me hace pensar el futuro como un tanto ingenuo.
Aunque, claro está, el verdadero ingenuo, ignorante y casi
patético 'pensante' soy yo. El porvenir, los porvenires, se las
arreglarán perfectamente. Tal vez no los humanos, la huma-
nidad, ni, desde luego, los animales y la vida en la Tierra,
pero sí el porvenir mismo. Él transcurrirá. O se cambiará de
universo si resultase necesario.
Es posible que haya otros universos paralelos, funcionando
al mismo tiempo que el único que percibimos. ¿Quién podría
adivinar cómo son las cosas allá, o en ese otro acá?
A la aventura de un nuevo año.
Robert Rivas
EN PAÍSES DONDE LA LUZ TIENE OTRO COLOR
En países donde la luz tiene otro color
los rostros a lo largo de la calle al atardecer
pueden volverse perlas en un lento mar índigo.
Y tenés que preguntarte -¿qué reflejan
estas brillantes tiaras, y de quién son las manos
que las desparramaron a través de este oscuro océano?
VEJEZ
Mi corazón está con la gente anciana.
Se sientan mirándonos y no nos ven
y están conformes por las suyas,
como pescadores a lo largo de los grandes ríos,
quietos como rocas
en la noche de verano.
Me gustan mucho los pescadores a lo largo de los rios
y la gente vieja y aquellos que salen después de largas
enfermedades.
Tienen algo en los ojos
que el mundo ya no percibe,
gente anciana- como convalescientes
que todavía no tienen la estabilidad suficiente en sus pies,
frentes pálidas, como después de la fiebre.
Gente anciana
que se convierten lentamente de nuevo en sí mismos
y son lentamente disueltos,
como una niebla, imperceptiblemente, se derriten
en sueño
y luz.
PEQUEÑAS LUCES EN EL MAR
Tu mano descansando en un bote volcado
arrastrado a medio camino sobre la playa,
y lleno de respiración como la cáscara de un caracol
espera que regreses.
Y alcanzo a ver que alguien todavía está allá
mar afuera cuando pronto estará completamente oscuro
-pescadores que encendieron la luz en los botes
que las crestas de las olas elevan con suavidad
y de nuevo suavemente abajo de nuevo como si estuviesen
[buscando
con lámparas, pequeñas como jejenes ante un gran lienzo,
para entender la indescifrable firma
o iluminar un rostro,
un color que ofrezca esperanza.
PARA VOS
El tiempo corre (a qué otra cosa podría dedicarse).
Un día lo oís golpear tu puerta.
Golpeó en nuestra casa,
pero no le abrí.
No por esta vez.
Sabés,
a menudo me detuve un ratito y te observé,
como a la mañana en frente del espejo ahí
donde te peinás el pelo,
cruje, como la nieve en la montaña en Pascua
y vos te inclinás un poco hacia adelante (lo veo claramente)
-creo que es otra arruga.
-No lo es. Para mí
vos sos joven.
Hay savia en vos; bosque. Un árbol
con pájaros en él. Aun cantan.
Tal vez un poco más bajo este otoño, pero no obstante.
-Ni un día sin una risa en la garganta
o el suave toque de una mano.
En algún punto
tendré que apretar un poco más,
porque, vos sabés, pronto estaremos viajando,
y no en el mismo bote.
Alguien ha golpeado nuestra puerta, pero se fue de nuevo.
Seguramente esta
es la única cosa de la que nunca
hemos querido hablar.
SIGNOS DEL INVIERNO
La escarcha aprieta sus puños e intenta hacer añicos los
caminos.
Las hojas del álamo mueren con formaldehido en su aliento.
Los glaciares se arrastran paso a paso a través de los
inicios de los valles,
fondo-pesado y jadeando - un metro cada mil años.
Las nubes están manchadas de cansancio, calientan sus dedos
en un sol rojo oscuro. Los pájaros
han dejado vacíos sus árboles y han partido derrotados. Tu
lengua
se curva sobre tu paladar.
Los pensamientos traban sus puertas.
LUZ DE GAS
Ahora las plantas de papas están floreciendo.
Han encendido sus calles,
hileras de luces susurrantes cuyos sótanos están llenos
de comida.
Remota, la luna se está volviendo más blanca en su voltereta,
y las colinas brillan débilmente
con este mar de luces, estos millones de parpadeantes
lámparas de gas
en bulevares interminables, lejos
donde ningún reloj tañe y ningún tren corre
-en las verdes ciudades, sótanos repletos de comida.
FUENTE
Rolf Jacobsen. Did I Know You?
Gyldendal, Oslo, 1997.
Las versiones del noruego al inglés son de Roger Greenwald.
Del inglés al castellano: Robert R. Rivas (c)
Rolf Jacobsen nació en 1907, en Oslo y murió en 1994 en
la ciudad de Hamar, también en Noruega. Se ganó la vida
como periodista y editor de periódicos. Es reconocido como
uno de los mayores poetas noruegos y escandinavos. Sus
poemas han sido traducidos a más de 20 idiomas. Su primer
libro (Tierra y Hierro), de 1933, introdujo el verso libre en
Noruega. Miembro de la Academia Noruega de Lengua y Li-
teratura y ha ganado numerosos premios a lo largo de su ca-
rrera, incluyendo el Gran Premio Nórdico, también conocido
como el "Pequeño Nobel", en 1989.
(Fuente: Idiomas Olvidados)
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