miércoles, 25 de enero de 2023

Elianne Santiago (México)

 

LA VIRTUD DEL SILENCIO
 

Sabio el silencio de la creación,
que no requiere
discurrir para constatar
su existencia. 
 
Las aves, las raíces, el viento
no requieren palabras
-insuficientes,
imprecisas y equívocas-,
son en su esplendor,
sin significar para nadie. 
 
Mueren sin angustia,
porque son con el todo,
sin fin ni principio. 
 
Mientras los de esta especie
enfermamos
por aquello inscrito
sobre tábula rasa. 
 
Seres domeñados
por obra de la palabra,
desconocemos otra forma
de rehuir al delirio. 
 
No somos nervios, carne,
tendones,
somos lenguaje. 
 
Vociferamos hasta el hastío. 
 
Y suponemos ser solo
estos vocablos torpes.
Pero somos más:
lo innombrable,
lo olvidado,
lo desconocido
a falta de referentes. 
 
Un otro invisible
que nos habita
y estremece;
 
un éter raro,
inexpugnable,
que solo en el silencio asoma, 
 
ahí donde la palabra es utilería
desvencijada
sin sostén en los huesos,
 
donde el mutismo, humilde,
forja un imperio. 
 
Y la derrota de lo dicho
nos entroniza
huérfanos sin nombre.
 
Ahí donde solo basta
respirar
para dejar de ser vana réplica
y comenzar a incendiar vacíos.
 
 
E. S.

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