UN POEMA DE DERIVAS
BOLERO FRÁGIL*
En las noches de amor es difícil escuchar el viento.
Nadie piensa en las mañanas de Reyes
en las que habrá que amontonar unos
libros, pocos, y cuatro fotografías.
Noches en las que «llueve y llueve»
como si fuera hacerlo para siempre
y hay que sostenerse en los claros
que la luz musita. Reflejos de arco iris
desvaído que acorta distancias
en mitad del invierno. Suena Ruibal
en spoty y te da por soñar con las glicinas
y los alhelíes de la Alhambra,
en el breve dormitorio donde se dirime
el mar pequeño antes de dormir.
Y ahora, sí, escuchas el batir de las puertas,
desencajadas, la madera que cruje
y se hace fuerte en este silencio arrecido.
*Después de haber escuchado el mensaje que ha llegado en medio de la noche, cierras con cuidad lo puerta del jardín primero y de la cocina después. Derramas la leche al preparar un café que se enfriará en la taza. La luz de la campaña volverá a quedarse encendida.
Lara López
Derivas
Prensas de la Universidad de Zaragoza
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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