Creciente
Creciente
Lento bajaba el río, como siempre,
entre sauces, aralias y jarillas.
Rompió el trueno montés su gran matraca
contra la cordillera anocecida,
y el relámpago abrió su rosa inmensa,
roja, morada, verde y amarilla.
Rompió a llover. Rompió a llover en forma
que el cielo con la tierra se perdía.
Pasó el instante de terror. Ahora
como una agreste y dulce margarita.
sobre el cuadro cerril recién pintado
la clara estrella de la tarde brilla.
(PRESENCIA DE CUYO (1940)
(Fuente: Dolores Torres)
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