«Carpe diem»
No preguntes –no es lícito– los plazos que a ti, que a mí, Leucónoe,
nos han dado los dioses, ni consultes las tablas babilonias.
¡Cuánto mejor es recibir con calma cualquier cosa que ocurra!
Quizás muchos inviernos, o quizás uno solo, guarda Júpiter
para domar en los acantilados al bravo mar Tirreno.
Bebe tu vino, y en el breve espacio de la vida no pongas
una larga esperanza. Mientras hablamos, envidioso, el tiempo
huye: goza el ahora, y no confíes mucho en el mañana.
en La poesía de Grecia y Roma, 1998
(Fuente: Descontexto)
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