BANCO GALICIA 2002
Esas columnas
donde hoy se afirman
los jardines de la usura
alguna vez fueron mías
En ellas me froté
la espalda como un gato.
En ellas me eché
como un perro
después de la comida.
Entre ellas me hice amigo de los hombres.
Esos trozos de carbón en el cajero;
la ingeniería de los cascos
relojeando quien silba en los andamios;
la cal, como un buitre blanco
picoteando el carraspeo.
No les debo nada.
Llevan mi sangre
haciendo equilibrio
en la punta de un estribo
allí apunta la mano
invisible
que riega la plusválida semilla
allí crece la bronca
no el rencor
porque abrí una flor
cada vez que cerré el puño.
SI PUDIERA DARTE EL CORAZÓN
Antes de que el rocío toque el suelo,
antes de levantarnos a bajar la ropa
y salga esa estrella que siempre sale
del lado frío de la cama.
Si pudiera darte el corazón así:
Antes de la quema del vecino,
de la baba del diablo
flameando sobre el rayo
que fuga la argentata en la lavanda
si pudiera tender
el corazón para tu sí, para tu no.
Como una estrella en tu cabeza
antes de que el rocío
toque el suelo y lo cuelgues
en el jardín en noches oscuras.
De Lo que cae entre la niebla. Elefante negro, 2020.
(Fuente: Alba Murúa)
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