MI CARACOL
Mi caracol pregunta, “¿cuántos dedos te gustaría tener?”.
“Con los que tengo estoy bien”, digo. “Es lo que yo digo”, dice. Luego regresa a su casa; yo regreso a la casa que entiendo como mía. Parece que hoy va a suceder algo que no sucede.
EL CARACOL QUE NO ES MÍO
El caracol que no es mío sueña un mundo sin casa. Libre de ángeles y de caballos. Y de reproducción ampliada del capital. Donde por treinta denarios podés comprarte el amor de esos caracoles que se contonean como estuches de sí mismos.
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(Fuente: La Reconstrucción del deseo)
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