viernes, 23 de abril de 2021

Marcelo J. Valenti (Rosario, Santa Fe, Argentina, 1966)

 

 

E descarado 
gemido 
del egoísmo 
me desnuda 
de 
olvido 
     


Tuve que vaciar 
el vaso 
de todo significado 
hasta 
reducirlo 
a tintineo y reflejo. 
    


N
obstante su aire 
de despreocupado regente, 
el cerro 
se interrumpe. 
Le cupo la 
intromisión 
de la banalidad 
y el frío, 
la persistencia de la extenuación. 



Fallida 
adoración 
al sol: la acritud 
como 
único 
rito. Una pena. Un 
despropósito, 
un desperdicio. 
    


Las fotos de mi propio cansancio 
construyen 
un laberinto, 
cuya salida es el sueño. 
    


Rara 
amalgama clarividente: 
greda y pedernal. 
La sabiduría 
desplegada en una lectura 
sinuosa. Yo no 
sé 
otra cosa que 
consultar 
a las piedras 
y a las nubes. 



Hablo el lenguaje
del idiota
en el país
de los
insatisfechos,
de los desquiciados,
de los impacientes.
Mi lenguaje 
se debate entre
la violencia,
la codicia, la usura,
el poder,
el goce, el lujo.
Yo
hablo un lenguaje que
me atemoriza.
 
 
 
(Fuente: El poeta ocasional)



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