sábado, 24 de abril de 2021

Raúl Gómez Jattín (Cartagena de Indias, Colombia, 1945 - 1997)

 

 

"El amor brujo"

 

He robado parte de tu cuerpo y de tu alma

Le he tendido una celada a los recuerdos

que aquí te recuerdo    ¿Recuerdas amor?

 

El cielo de la noche casi azul se asoma

entre tus pestañas Noche vibrátil

 

Una vez me fui hasta tu región de monte

enfermo de hongos y tristezas muy tristes

Y aluciné con tu imagen alta y flexible

galopando un caballo de nube    Luego

venías por la tarde desde el Retiro de los Indios

en tu carruaje blanco y yo iba a pie

por la carretera    Como un sonámbulo

 

Sonríes desde lejos como si masticaras

mi corazón entre tus colmillos

 

Mis palabras le quitan a tu vida muerte

Vives en este libro aunque te tengo miedo

Aunque apenas si hemos hablado   Pero te amo

tanto como siempre    Tanto como puedas imaginar

 

Y estamos lejos    Como el sol del mar.

 

 

De contrabando

 

Casi no conozco a mi mejor amigo

Nos vemos por la calle

Un cómo estás cálido y sentido

Casi no lo he tratado

pero presiento en él

a un hombre de valor

 

No me importa que no me reconozca

Es mi mejor amigo

Son los suyos los ojos más sinceros

que jamás me han mirado

 

Mi mejor amigo vive en mí

y yo aspiro a vivir en él

Sencillamente

Sin estorbarnos

 

 

Erótico imaginario

 

Está quieto el jardín soportando la tarde

de un marzo que se anunciara ventoso

 

Tan fugaz que parece un enero

 

Penetrado de noche en limoneros y acacias

Opalino a lo lejos en la frente del cielo

El jardín se estremece por dentro

 

Entre ramas secas y hojas podridas

dormitan escarabajos    Libélulas    Lagartos

Un gato de ocio y maldad acecha una mariposa

 

De repente una casi invisible neblina desciende

y posa su penumbra en la fronda

acariciando el nudo de nuestros cuerpos

con la misma dulzura lentísima

con que yo mitad fuerza mitad miedo

beso tu cuello y tu barba de negro cristal

Está el jardín oloroso a sudor masculino

a saliva de besos profundos que anhelan

desatar el torrente del deseo en su cima

y que fluyan las savias y descansen los cuerpos

 

(Fuente: La parada poética)

 

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