El infinito
Siempre caro me fue este yermo monte
y este cercado, el cual de tantas partes
del último horizonte ver me niega
Mas sentado, y mirando interminables
espacios más allá, y sobrehumanos
silencios, y una quietud profundísima
mi pensamiento finge, y por muy poco
el corazón se espanta. Y como el viento,
al que oigo susurrar entre estos árboles,
comparo a aquel infinito silencio
con esta voz: y medito en lo eterno,
en muertas estaciones, y en la viva
y presente, sonorosa. Así, en esta
inmensidad se anega el pensamiento:
y me es dulce el naufragio en este mar.
(Fuente: Ricardo Ruiz)
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