LA SIEMBRA
Cae la tarde
los niños duermen o están cansados.
Terminé de plantar tomates
bajo un sol breve tras cuatro días de lluvia,
tengo tierra marrón bajo las uñas
y mi piel rebosa de sol.
Siento la cabeza densa como miel
las puntas de los dedos me arden
por la tierra fértil
pero más aún por la ausencia de tu cuerpo.
Ya estuve antes en este lugar
donde la sangre bulle de rabia
y mis dedos frescos de tierra
sueñan con arar un surco
cuyo nombre sería el tuyo.
(Fuente: La parada poética)
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