El cielo está plomizo.
De a ratos llovizna.
,hace frío.
No es un frío polar ,
es un frío triste
de heridas saudades,
de pútridas frutas ,
de sombreros sin hombre,
de vacíos floreros .
Podría ir al chino
y comprarme un vino ...o dos ,
por que no un faso verde,
una pastilla,pero no...
No quiero nada que altere mi mente.
Una mente alterada desde antes
de ver la primera luz,
la primera sombra,
la primera alucinación ,
el primer ogro punzando
mi carne blanda.
Recorro las noticias mentalmente:
Otro bombardeo a una población
sin defensa antiaérea .
Los titulares dicen guerra .
Yo sé que no es guerra,
es genocidio claro.
Otra vez a los viejos los apalearon sin asco en el congreso.
Deben aleccionarlos para concretar
otro genocidio abominable y lento.
Un genocidio locuaz y absoluto.
El cielo está plomizo ,
En la tierra un apagado sonido
domina las urbes ,
Mi alma sola , desnuda .
El chino golpea las manos en la puerta .
Viene a ofrecerme lo que ya no quiero .
El astuto chino y sus millones de compinches
pugnan por el poder mundial
con amabilidad oriental
y paciencia infinita tejen telarañas
para atraparme en su tela
de falsa seda.
Paso esta vez, le digo
y lo veo alejarse indiferente,
de paso capturando
un perro vagabundo
que intuye su final inexorableme.
El cielo está gris .
Hay mucha muerte .
Se huele muerte en la escoba,
en las veredas rotas,
en las máscaras que cabalgan
sobre cogotes
de desnutridos hombres y mujeres.
Se huele muerte
en descascaradas paredes
de nosocomios públicos ,
de instituciones educativas.
de manicomios dónde cuervos picotean a olvidados pacientes
en sus agotadas frentes ,
en testículos secos
como uvas pasas,
en ovarios inmóviles .
en mudas gargantas
cansadas de llorar.
Llaman otra vez a mi puerta .
Una vecina desdentada
me pregunta si no ví a su perro.
Lo capturó un chino , le digo ,
o tal vez fue un yanqui ,
un banquero sin patria
o un sacerdote
o un rabino.
Ya no estoy seguro de casi nada.
Tiemblo como hoja amarilla
a punto de caer, en este otoño.
El cielo está plomizo...hace frío.
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