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murió sofocado:
una sepsis
en la tráquea
blandió peor guadaña
mocha
que la esgrimida
siglos después
por el momificado humanismo
liberal
que pretende aún curar
o aliviar,
o currar,
lo no visible
a los ojos
y su anhelo religioso
de afecciones mentales
tan graves como la locura,
el lunatismo,
la moral del sacerdote,
y las pavorosas situaciones
sociales
como una separación conyugal,
distintas alergias a cremas para arrugas
que desatan neurosis impalpables,
o la del niño que no quiere tomar
la leche y joder con el telefonito.
Hechos fieros
cual corderos
desabrigados
de rebaño
en franca disolución
de lanas y asadores.
Gozábale
la perra cantora,
esa cueva y yuyo
llamada esfinge
por las mentes
más lúcidas
en mandato vegetariano
y reforma de usos.
Aves agoreras,
visiones suprasensibles
en la suficiencia propiciatoria
del tálamo y el albur,
sí, claro,
recompensas a párpados cegados
en charcos de sangre vertida.
- Inédito -
De "La gracia roma"
En preparación.
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