lunes, 26 de mayo de 2025

Jorge Enrique Ramponi (Mendoza, Argentina, 1907 - 1977)

 

PIEDRA INFINITA

(fragmentos)

 

Porque compacta sombra,
o soledad,
perpetua soledad a plomo,
témpano de silencio,
rígido limbo y piedra,
tienen la misma réplica, oh cóncavo nefasto, igual ecuación fría,
responden con un eco de amargo símbolo en la sangre.
 
Tembloroso, sonámbulo, tornasol, taciturno,
aguzo el corazón, palpo la piedra:
frío gesto unitario,
fruto cumplido en ámbito ya duro,
tiempo cerrado, autónomo, infinito.
Secreto mar prende en su acantilado —laurel de
herrumbre — un alga cárdena.
La luz del mundo vela de tacto y ojos, ciñe de aureolas su proeza,
oh, graduada de quilate inmóvil
y cetro lívido de esfinge.
 
Déjame que afronte su oráculo,
que escuche su vertiginoso silencio,
que libe su fatídico polen, su planetario acíbar,
negra abeja de lápidas en redes de tinieblas.
 
En el viento frontal que inunda lampos de páramo y olvido,
la carne siente su bisel de hueso,
esta premura misma de la sangre
es sólo fuga que se alcanza pronto.
 
Ampárame a verbero, corazón, que arrostro el témpano infinito.
Los siglos le zumban en el núcleo a modo de enjambre eterno.
No hay laberinto de más vértigo que el de su isla fría.
 
[...]
 
 
 
Ved la piedra en código:
materia que solo sabe dormir, dormir, párpado a plomo,
esclava en su postura,
deriva en soledad de limbo a limbo.
Acuñada en su edad, ajena al tiempo, antepasado suyo, que ella niega,
ya nadie sabe de su vástago lejano.
 
Rompí su cuerpo por ver su corazón: témpano sólo.
Vacié su vaso, arena muerta contenida.
Ella, lo eterno; yo, lo efímero ardiente, la atropello a sangre y canto.
Lo sé: me mira hasta los huesos con mi lápida,
pero lloro sobre ella, porque algo suyo llora en mí su destino.
.....
 
Puede ser arte pop de texto
 
(Fuente: Daniel Freidemberg)

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