ЛК-110Я
Más allá de las alarmas por el futuro del futuro
las temperaturas en aumento en el círculo ártico
que adelgazan día a día témpanos y banquisas
no constituyen necesariamente una mala noticia:
los recursos hidrocarburíferos todavía intocados
y amplísimos se vuelven cada vez más asequibles
y las capas rígidas que cubren hasta el horizonte
se debilitan y favorecen el auge de las disputas
por territorios aún en litigio y hasta escándalos
como el de establecer una bandera rusa de titanio
en el fondo mismo de las profundidades marinas
inútil en términos legales pero eficaz para mostrar
una larga historia nacional de inventar estrategias
para embestir sobre el frío literal y metafórico
manifestada ahora en la potencia del rompehielos
que con su casco doble reforzado por una aleación
de cromo níquel molibdeno y vanadio, alto se alza
desde la fuerza de sus dos reactores nucleares
que mueven tres motores de propulsión eléctrica
que hacen girar a su vez a gran velocidad las hélices
para cumplir nominalista la promesa de su nombre
sobre la mayormente congelada superficie blanca
de la Ruta Marítima del Norte y una estela trazar
con estruendo de hielos rotos limpiando el paso
a fin de que petroleros y gaseros librados del ritmo
en apariencia inevitable de la naturaleza transporten
desde las novísimas plataformas de extracción
ubicadas offshore en el inclemente mar de Kara
sin que importe demasiado el grupo internacional
de activistas preocupados por el repentino derrame
capaz de destruir el hábitat del oso polar la energía
a los puertos de las naciones asiáticas de avanzada.
(Fuente: latinoamericanliteraturetoday.org)
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