miércoles, 19 de mayo de 2021

Pura López Colomé (México, 1952)

 

 


EL FIEL DE LA BALANZA

         a Thomas Kinsella, el perfeccionista

 

 

Manos fantasmales envolvían
la suntuosidad de la selva
en aquella isla pedregal,
el brillo sobre todo lo convexo.

Alguien había perdido la memoria:
el gran evocador de la tristeza,
única fuerza de los actos iniciales,
redactor de la epopeya.
Su ánima subsanó la herida obedeciendo,
dando la voz a cambio.

Esa tarde me mostró una cicatriz.
Y dijo: sáciame con fuego.
Que rompa la madrugada
el iris,
resuelle
en pos
de su color.

 

 

(Fuente: Ada lírica)

 

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