Yo no puedo hablar de mi corazón, porque ése órgano y yo estamos contrapuestos.
El ama cualquier cosa. La más mínima hormiga, la más tonta nube.
Los álamos
meciéndose contra el viento lo aturden.
Unos ojos de perro que lo miren dulcemente.
Las nubes trepando las montañas.
Una aguilucha surcando el cielo lo hace planear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario