El 26 de mayo de 1926, en “El cronista del Valle”, de Brownsville, Texas, fueron publicados estos versos a los que tituló:
LA ELECCIÓN
El león falleció. ¡Triste desgracia!
Y van... con la más pura democracia,
a nombrar nuevo rey los animales.
Las propagandas hubo electorales;
prometieron la mar los oradores,
y… aquí tenéis algunos electores:
Aunque
parézcales a ustedes bobo
las ovejas votaron por el lobo.
Y como son de buenos corazones
por el gato votaron los ratones;
Y a pesar de su fama de ladinas
por la zorra votaron las gallinas.
La paloma,
que sabemos inocente,
inocente votó por la serpiente;
Las moscas, nada hurañas,
querían que reinaran las arañas.
El sapo ansía, y la rana sueña
con el feliz reinar de la cigüeña;
Con un gusano
topo
que a votar se encamina por el topo,
el topo no se queja,
más da su voto por la comadreja.
Los peces, que sucumben por su boca,
eligieron gustosos a la foca;
El caballo y
el perro, no os asombre,
votaron ambos por el hombre,
y con dolor profundo
por no poder encaminarse al trote,
arrastrábase un asno moribundo
a dar su voto por el zopilote.
Caro lector
que inconsecuencias notas,
Dime: ¿no haces lo mismo cuando votas
(Fuente; Mosaicos porteños)
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