viernes, 28 de julio de 2023

Jaroslav Seifert (Praga, República Checa, 1901-1986)

 


TRES POEMAS DE “EL MONUMENTO A LA PLAGA”

 


V
No dejes que nadie te obligue a pensar
que la plaga se ha terminado,
He visto muchos féretros
pasar por esta misma puerta
y no es la única entrada.
La plaga aún prevalece y se afirma que los doctores
han dado en llamar a la enfermedad
con diferentes nombres
a fin de evitar el pánico.
Sin embargo es todavía la misma vieja muerte
y nada más,
tan contagiosa
que ni siquiera la menor criatura
puede escapar de ella.
Cada vez que me asomo a la ventana
caballos esqueléticos arrastran los desdichados carromatos
con sus esbeltos ataúdes.
Lo que sucede es que las campanas ya no se usan,
uno no pinta cruces en su puerta
y ya nadie confía en el humo del junípero.
 
 
X
Me dije: Lo peor ha quedado atrás,
ya soy viejo.
Lo peor está por venir,
aún estoy vivo.
Pero si quieres saberlo,
fui feliz,
a veces un día entero,
a veces toda una hora,
Es bastante.
Toda mi vida fui fiel al amor.
Y si las manos de una mujer son más alas
¿qué son sus piernas?
Me gusta probar su fuerza,
La mujer es más adorable cuando me aprieta con sus piernas.
Dejen que sus rodillas aplasten mi cabeza.
Es lo que quiero.
Si tuviera que cerrar los ojos dentro de este abrazo
no estaría tan embriagado
y mi sangre no palpitaría con tal violencia en mis sienes.
Mas ¿por qué tengo que cerrar los ojos?
Con los ojos abiertos
vagué por esa tierra.
Es muy hermosa. Sabes que es hermosa.
Acaso esta tierra ha significado más para mí
que todos mis amores reunidos:
su abrazo en mí duró toda la vida.
Y cuando estaba hambriento
las palabras de sus canciones
fueron mi pan.
Los que se han ido
y se han dispersado en otros países
quizá ahora lo saben:
el mundo es horrible.
No quieren a nadie ni nadie los quiere.
Cuando menos nosotros nos amamos.
Así pues, dejen que sus rodillas
aplasten mi cabeza.
 
 
XI
La siguiente tabla significa los misiles por su tipo:
De superficie a aire.
De superficie a superficie.
De superficie a mar.
De aire a aire.
De aire a superficie.
De aire a mar.
De mar a aire.
De mar a mar.
De mar a superficie.
Calla, ciudad, no puedo escuchar el agua en la represa
y la gente va por aquí ignorando
que vuelan sobre ellos cálidos besos,
enviados a mano de ventana a ventana.
De boca a ojos.
De boca a rostro.
De boca a boca.
Etcétera.
Hasta que una mano baja las persianas
y encuentra su objetivo. ~
 
 
Aproximación de José Emilio Pacheco 
———————-
Publicados en la revista «Proceso» No. 500, 2 de julio de 1986.
D. R. ©️ Herederos de José Emilio Pacheco. 
 
 
(Fuente: José Emilio Pacheco - Textos a la deriva)

 

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