domingo, 30 de julio de 2023

Raymond Carver. ·(EEUU, 1938 - 1988)

 

«En Suiza»

 
 
Lo primero que hay que hacer en Zurich
es subirse al tranvía n° 5 del Zoo
y bajarse al final del trayecto.
Nos habían avisado de los leones.
De cómo se oían sus rugidos
procedentes del recinto del zoo
en el cementerio Flutern.
Allí paseo por
el sendero tan bonito
que conduce hasta la tumba de James Joyce.
Siempre tan familiar, esta aquí
con su esposa Nora, cómo no.
Y su hijo, Giorgo,
que murió hace unos años.
Lucía, su hija, su penitencia,
aún vive, confinada
en un sanatorio mental.
Cuando recibió la noticia
de la muerte de su padre, dijo:
¿Qué hace bajo tierra ese idiota?
¿Cuándo va a salir?
Nos está observando todo el tiempo.
Me quedé un rato. Creo
que le dije algo en voz alta al señor Joyce.
Debí de hacerlo. Creo que lo hice.
Pero no recuerdo qué
y ahora tengo que dejarlo así.

Una semana después, partimos
de Zurich hacia Lucerna en tren.
Pero aquella mañana temprano tomé
una vez más el tranvía n° 5
hasta el final de la línea.
Los rugidos de los leones se precipitaban
sobre el cementerio, como la otra vez.
Habian segado el césped.
Me senté un rato en él y fumé.
Me gustaba estar allí,
junto a la tumba. Esta vez
no dije nada.

Aquella noche nos jugamos algo de dinero en los tapetes
del Grand Hotel Casino
a orillas del lago Lucerna.
Mas tarde asistimos a un espectáculo de striptease.
Pero, ¿qué podía hacer con el recuerdo
de aquella tumba
en pleno espectáculo, asaltándome
bajo la débil luz rosa del escenario?
Nada.
O con el deseo que surgió luego,
llevándose todo lo demás
como una ola.
Después nos sentamos en un banco
bajo las estrellas y unos cuantos tilos.
Hicimos el amor,
buscándonos entre las ropas.
A unos pasos del lago.
Luego metimos las manos
en el agua fría
y volvimos al hotel,
felices y cansados, dispuestos a dormir
ocho horas.

Todos nosotros, todos nosotros, todos nosotros
intentando salvar
nuestras almas inmortales, por caminos
en algún caso más sinuosos y misteriosos
aparentemente
que otros. Estamos
pasándolo bien aquí. Pero con la esperanza
de que todo será revelado pronto.
 
(Fuente: El hombre aproximativo) 

 

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