PROCLAMA
Desde este momento, en nuestros labios
como el silencio,
esbelta como el canto
que los pájaros alzan de los árboles.
Hoy las viejas palabras
de amor
bajo la luna
ni a nuestro peor carajo podrían compararse.
Pues
¿cómo hablar, hermanos, de la vida
sin llenamos la boca de cadáveres?
¿Cómo decir: la vida que vivimos
es clara y es hermosa como el aire,
cuando todos los días la vida es una mierda,
cuando todas las noches
nos asfixian, y hay alguien
que envenena la lluvia de las tardes?
Seguro habrá quien diga
qué mal, que la pureza
del lenguaje,
que la voz inviolable de las rosas
y las buenas maneras
de callarse.
Pero ya no
la voz
de los rosales
donde el otoño criminal
solía primaverar su imagen.
Ya no el río de estrellas
que desde nuestros labios cruzara
los derruidos parques,
y en el cual ni pudimos mojarnos
la tristeza
pues todo lo bebieron los infames.
Ya no el agua negada de los astros.
Ya no. Ya no. Poetas, escuchadme:
desde hace mucho tiempo
(yo acabo de saberlo
porque en mi boca acaban dos cuervos de posarse),
desde hace mucho tiempo
las palabras hermosas se ahogaron
en un país de soledad y sangre!
(Fuente: Víctor Coral Fluxus)
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