lunes, 31 de mayo de 2021

María Mercedes Carranza (Bogotá, Colombia, 1945 - 2003)

 

 

SI QUIERES AMOR

QUE SIGA SUS ANTOJOS

 

He olvidado los nombres de todos,

los nombres de mis muertos y los de mis hijos.

No reconozco los olores de mi casa

ni el sonido de la llave que gira en la puerta.

No recuerdo el metal de las voces más queridas

ni veo las cosas que mis ojos miran.

Las palabras suenan sin que yo comprenda,

soy extranjera por estas calles íntimas

y no hay dicha ni desdicha que me hieran.

He borrado mi historia de 40 años.

Te amo

 

SOBRAN LAS PALABRAS

 

Por traidora decidí hoy.

martes 24 de junio,

asesinar algunas palabras.

Amistad queda condenada

a la hoguera, por hereje;

la horca conviene

a Amor por ilegible;

no estaría mal el garrote vil,

por apóstata, para Solidaridad;

la guillotina como el rayo,

debe fulminar a Fraternidad;

Libertad morirá

lentamente y con dolor;

la tortura es su destino;

Igualdad merece la horca

por ser prostituta

del peor burdel;

Esperanza ha muerto ya;

Fe padecerá la cámara de gas;

el suplicio de Tántalo, por inhumana,

se lo dejo a la palabra Dios.

Fusilaré sin piedad a Civilización

por su barbarie;

cicuta beberá Felicidad.

Queda la palabra Yo. Para esa,

por triste, por su atroz soledad,

decreto la peor de las penas:

vivirá conmigo hasta

el final.

 

MALDICIÓN

 

Te perseguiré por los siglos de los siglos.

No dejaré piedra sin remover

Ni mis ojos horizonte sin mirar.

Dondequiera que mi voz hable

Llegará sin perdón a tu oído

Y mis pasos estarán siempre

Dentro del laberinto que tracen los tuyos.

Se sucederán millones de amaneceres y de ocasos,

Resucitarán los muertos y volverán a morir

Y allí donde tú estés:

Polvo, luna, nada, te he de encontrar.

 

ÉRASE UNA MUJER A UNA VIRTUD PEGADA


No tenía ganas de nada,

solo de vivir.

Juan Rulfo

 

Yace para siempre

pisoteada,

cubierta de vergüenza,

muerta

y en nada convertida,

mi última virtud.

Ahora soy una mujer

de vida alegre,

una perdida: cumplo

con todos mis deberes,

soy pozo

de bondades, respiro

santidad

por cada poro.

Interrumpo la luz,

le cierro

la boca al viento,

borro las montañas,

tacho el sol,

el cero me lo como

y enmudezco el qué.

Elimino la vida.

 

 

(Fuente: La parada poética)
 

Tony Curtis, (Dublin, Irlanda, 1955)

 

 

Final del día

 
La puerta del granero se cerró con un temblor
mientras ponía los pesados
triángulos de madera bajo las ruedas del tractor.
Había sido un día largo. Apoyando el hombro
contra el enorme neumático negro
resoplé mi cansancio hacia la noche.
 
Arrodillado, solo en la oscuridad de Dios,
pensé en la yegua gris de mi padre,
cansada y resollando, allí en el rincón,
luego de un día de arar en el campo de arriba.
Sally, la llamó. Decía que la llamó así
por su único amor, una muchacha que conoció en Doolin.
 
Mi madre se llamaba Margaret.
.....
 

Traducción: Gerardo Gambolini

 

Valeria Román Marroquín (Arequipa, Perú, 1999).

 

 

regina a dieta

 
(después de angélica freitas)

i.

escúchame, bárbara, todo este tiempo
me sentí tan mal: cierto es eso que dicen
célebremente los transeúntes ¿sabes?
ciento setenta y seis es una pésima cifra
en libras para justificar las dimensiones
que se ocupan a existir: se ceden asientos
en los espacios públicos y para eso ya no
se encuentra presupuesto municipal, no
encuentras nada en las arcas del distrito
más que sonrisas piadosas y una gran
grandísima vergüenza. otra forma de decir 
«mira, estás gordísima, enorme, regina,
tendrías que hacer algo al respecto»; así,
bárbara, comprendes que las proporciones
en ningún caso son cosa menor. acosada
por la policía de las escalas, grasa y várices
atraviesan el retail de las tallas extra. así,
bárbara, me encontré incómoda y desagradable
en un vestido que en lo absoluto holgaba mi defecto.
«estás gordísima, regina», me dijo mi madre, y con ella
mis progenitoras en coro me dijeron «estás gordísima,
te ves terrible, las texturas no te sientan bien», y con ellas
me dije «estás gordísima, te ves terrible, las texturas no
te sientan nada bien, regina, basta de carbohidratos».
así, llega la sugerencia de tomar el espacio: —mi espacio—
una talla mayor. este retail en silencio, y yo, bárbara,
me sentía mal, muy pero muy mal. además, muy pero
muy moderna: sospecho que es trágico en un sentido
contemporáneo que la tela deje de ceder, ¿conclusiones?
«regina, habría que hacer algo al respecto». eso me dije. 

gordísima, por supuesto, pero jamás cobarde,
hice algo al respecto —¡no más carbohidratos!—,
y ese mismo día, bárbara,
me puse a dieta.


§


ii. 

formarse en el expertise de las ensaladas de col,
las deficiencias calóricas y los desbalances proteicos,
bárbara, es el primer paso cuando se hace algo al respecto.
tiempo atrás me dijeron, y esto es importante, «ocúpate 
de tu cuerpo mientras puedas, regina». entonces me 
deshice de los excesos y me dije, orgullosa, «habría
que sancochar los vegetales». «habría que abandonar
el confort de los azúcares refinados». ayunar así,
poseer control: no hay mayor satisfacción, bárbara.
intercambié entonces galletas por esta insípida
costumbre contable: rollos, lomos, lonjas, pescuezos,
kilos, metros, centímetros, pulgadas. proporciones, bárbara.
me ocupé de recortar la pulpa del pan. traté de olvidar el arroz.
todo esto es una lista de cosas convenientes, pero olvidarse
del arroz es inhumano: piensas en los arrozales silvestres
—luego en los campos de espárragos, en el cultivo de arándanos
en el ganado para hamburguesas; todo esto se consume, todo
esto es apetito de destrucción—, piensas en la economía
de los países asiáticos menores y las naciones estimuladas
por la deuda, aunque sus campos no te alimenten en lo absoluto;
piensas en los niveles de desnutrición mundial y tanta gente
que no puede comer habiendo muchísima comida, poblaciones
enteras, y tú que tienes tanta hambre —pero mira todo lo que has
tragado en todo este tiempo, enorme tiempo—. te sientes tan mal
porque la culpa es cosa complicada de digerir. porque,
en otras palabras, eres exceso, ocupas demasiado.
me entiendes, ahora quisiera encogerme a la vista
del espacio público y los retails extra extra extra. no más
comentarios sobre el asunto. ahora quisiera roer una galleta
yo sola, quisiera un kleenex, bárbara, un pañuelo ahora.
y es que no es posible olvidar el arroz el pan así nomás
—no tienes idea de lo que es eso— no se puede, no haces
otra cosa que sentirte tan mal, muy pero muy mal.


§


iii.

el yogurt griego, divino. versátil y ultrabiótico. lo utilizas
en aderezos junto a los granos y los vegetales y las carnes
magras y los frutos de bajo contenido calórico: alto contenido
de fibras y proteínas, aproximadamente dieciséis % de su
composición. esto lo leí en un artículo de la edición junio-agosto
2019 de la revista Cosmopolitan, ¿Por qué incluir yogurt griego
en tu dieta? +3 recetas, sección «salud», pero también sección
«belleza», y por qué no sección «amor y sexo», sección
«actualidad», sección «política internacional», sección «hogar»,
sección «astrología». habría que contar con perspectiva para
dar cuenta que las secciones son idénticas, en el fondo todas
dicen lo mismo: «olvídate de la celulitis». los artículos en la revista
Cosmopolitan te dicen «olvídate de las estrías», y el olvido
puede entenderse bien como conciliación con la existencia
física de arrugas y estrías, o bien como su supresión material.
lo primero es un cliché, lo otro es el corazón de la revista
Cosmopolitan —cosa práctica, sensible—: deshaceros de lo incómodo.
deshaceros de los cuerpos: preservemos la figura. en la página
siguiente encuentras siete recetas distintas y mediterráneas
de batidos détox. entonces la respuesta se hace evidente,
bárbara. al menos, tres de estos jugos son verdes, y la mayoría
lleva al menos 100 g de yogurt griego —alto contenido proteico
en una porción, milagro de los intercambios turcos—. espinacas
diminutivas y betarragas trozadas contra las cuchillas del licuador:
el sabor en el momento suele ser terrible. las promesas de los batidos
détox también suelen ser terribles. ingesta con disgusto, mi apetito
se clausura: a tajos mi espacio se reduce, y esto, me dicen,
es deseable. milagros de los productos descremados e historias
de éxito: en portada bajó 21 kilos y su vida dio una vuelta de 360°
con este sencillo truco no pain all gain. yo bajé 21 kilos,
yo tuve voluntad de ser estricta y deseable. yo preparé
el zumo mágico, yo reemplacé las harinas, yo suprimí
los lípidos, yo corrí 5 km y nadé sin saber nadar en la piscina
municipal día tras día. yo temblé ante la idea del alimento
post-atardecer. yo hice del dolor accesorio de temporada
y crema reductora, 2 en 1. yo hice algo al respecto y en los
corredores todavía me ceden el asiento —sonrisas piadosas
en el aire— y en el retail todavía me dicen «señora, tal vez
quisiera probar una talla mayor», y mis progenitoras todavía
me dicen «regina, es que eres una chica grande». y me sentí
tan mal, terrible, pero lo distinto en la ocasión es que no hice nada
al respecto. y esto en la revista Cosmopolitan no te lo cuentan.
ahí, bárbara, tienes la respuesta. es evidente. más claro, imposible.



(Fuente:  Jámpster)

Samuel T. Coleridge (Reino Unido, 1772 - 1834)

 

 


Hay una mente, una mente omnipresente

 

Hay una mente, una mente omnipresente
y omnífica. Su nombre sagrado es el Amor.
¡Oh verdad de sublime grandeza! Quien se nutre
sacia con ella su alma constante, escapa
con una bendición de este ínfimo mundo.

Es lo más alto del hombre,
nuestra meridiana majestad, sabernos
partes de una maravillosa totalidad.
Esto hermana al hombre y asienta
su caridad y su conducta. Pero es Dios,
difundiéndose en todo, quien hace todo una unidad.
Y ésta es la peor superstición: desear algo
que no sea Él mismo, suprema realidad (…)

Traducción de Gabriel Insuasti

 

 

La sombra de este tilo, mi cárcel

 

A Charles Lamb, de la Casa de la India, Londres

 

Ya se han ido y aquí debo quedarme,
a la sombra del tilo que es mi cárcel.
Afectos y bellezas he perdido
que serán intensos recuerdos cuando
la edad ciegue mis ojos. Mientras tanto
mis amigos, que acaso nunca encuentre
de nuevo por los campos y colinas,
se pasean alegres, tal vez llegan
a ese valle boscoso, estrecho y hondo
del que yo les hablé y que sólo alcanza
el sol del mediodía; o a ese tronco
que se arquea entre rocas como un puente
y ampara al fresno sin ramas y oscuro
cuyas escasas hojas amarillas
no agita la tormenta pero airea
la cascada. Y allí contemplarán
mis amigos el verde de las hierbas
desgarbadas -¡fantástico lugar!-
que se comban y lloran bajo el borde
de esa arcilla morada.

Ya aparecen
bajo el cielo abierto y de nuevo ven
la ondeada y magnífica extensión
de campos y colinas, y el mar
quizá con un navío cuyas velas
alegran el azul entre dos islas
de penumbra violácea. ¡Y caminan
alegres todos, pero tal vez más
mi bienaventurado Charles !Pues muchos años
has anhelado la naturaleza,
recluso en la ciudad, sobrellevando
con alma triste y paciente el dolor,
el mal y la calamidad (…)

Traducción de Gabriel Insuasti

 

 

Helada a medianoche

 

La helada cumple su secreto oficio
sin ayuda del viento. Un búho deja
su chillido en la noche -escucha- inmensa.
Todos descansan ya y me entrego a esa
soledad que propicia el desvarío.
Tan sólo queda junto a mí, en su cuna,
el reposado sueño de mi hijo.
¡Es tan tranquilo! Tanto que perturba
el pensamiento con su extremo y raro
silencio. ¡Mar, colina y arboleda,
junto a este pueblo! ¡Mar, colina y bosque
con los hechos diarios de la vida,
inaudibles cual sueños! La azul llama
se aquieta en el hogar y ya no tiembla;
sólo esa cinta interrumpe la calma,
agitándose aún sobre la verja.
Su meneo en la calma de esta escena
le da una semejanza con mi vida,
la toma una amistosa forma cuyo
endeble flamear hace un juguete
del pensamiento y es interpretada
a su modo por el alma, que busca
en cada cosa espejo de sí misma(…)

Traducción de Gabriel Insuasti

 

 

El arpa eólica

 

¡Mi Sara pensativa! Reclinada
tu cabeza en mi brazo, es dulce estar
junto a nuestra cabaña recubierta
de jazmín y de mirto (los emblemas
de la inocencia y del amor reunidos)
y ver los montes rebosar la luz
de la tarde, reunirse lentamente
y mostrar el lucero refulgente
como la sabiduría. ¡Qué hermoso
el aroma del campo y qué callado
el mundo! El murmullo del mar lejano
nos habla del silencio.

Y esa humilde
arpa -óyela- en su lejano estuche,
acariciada por la simple brisa
cual tímida doncella ante el amante
es tan dulce reproche que me invita
a repetir la falta. Ya sus cuerdas,
suavemente tañidas, nos ofrecen
oleadas de notas que recuerdan
el embrujo sonoro que los elfos
pronuncian por la tarde, cuando viajan
con la brisa que llega de las hadas,
donde la música ronda las flores
salvajes como aves del paraíso
¡flotando en su ala indómita, sin pausa!
¡La vida dentro y fuera de nosotros,
que anima el movimiento y es su alma,
luz en sonido, sonido en la luz,
ritmo en el pensamiento y alegría
en todo! Cómo no amarlo todo
en un mundo tan pleno, donde canta
la brisa y el aire aquietado es música
dormida en ese tácito instrumento.

Así, mi amor, mientras al mediodía
paseo por las próximas colinas
con ojos entornados y contemplo
la danza de la luz como diamantes,
medito sosegado en el sosiego;
cruzan por mi cerebro, así indolente,
pensamientos que él mismo no convoca
y revuelos de ociosas fantasías
diversas y salvajes cual tormentas
que crecen y se agitan sobre el arpa.
Y ¿no serán los seres animados
arpas dispuestas de diverso modo
que se hacen pensamiento cuando sopla,
viva y vasta, una brisa intelectual,
de cada una el alma, Dios de todas?
Pero tus ojos serios me suponen
un sereno reproche, amada, y esos
borrosos pensamientos no rechazas
y me haces caminar en humildad
con Dios. ¡Hija del Cristo y de su estirpe!
Con sagrada razón has despreciado
conceptos de una mente aún corrupta,
pompas que brillan, se levantan, rompen
con el rumor de una filosofía
vana, ¡pues nunca podré hablar sin culpa
de Él, Incomprensible! Salvo cuando
con temor y con fe interior alabo
a aquel cuya piedad es salvación
para mí, miserable, pecador
e insensato. ¡Aquel que me dio paz
y a ti y esta cabaña, amada mía!

Traducción de Gabriel Insuasti

 

 

(Fuente: Zenda libros)

Camila Evia (San Martín de los Andes, Argentina, 1987)

 

 

RIDÍCULOS

 
ahí tienen al ridículo
jadeando el escupitajo
del genio postizo

tragando siglos
pulverizando ángeles
a niveles efímeros

el cielo derrama su verdad
y permite a los pájaros
volar en su bostezo

 

 

GNOSSIENNES 

 

Encadenados dientes
Relieve de cristal
Bajo el claro de luna

Rugidos afónicos surgen
Entre blancas melodías
Abominables tentáculos

La exquisita ala de un cisne
De carácter melancólico

Salpicada por el hueso del infierno

 

 

LÁGRIMAS DE AMAPOLA

 

en la hora ciega de la costa sin sol
la lluvia ahoga las flores mientras las hijas
del océano cantan a la gris espuma

el viento sacude y golpea
a las amapolas que encogen sus hombros

en la difunta escena del letargo

las plantas se inclinan por su propio peso
y las moscas sedientas rodean los capullos
de semillas inmaduras para beber sus lágrimas 

 

 

INCENDIO

 

Cuento las pestañas
quemadas por la oscuridad
de tu indiferencia
despojada de toda realidad

Garras de tormento
te absorben                 derriten

las capas de tu espada

Triunfaron los bufones

quemando la seda
por la cerda satisfacción

de la ira

Por orden maligna
arrancaste la hierba
cubierta de estrellas

 

 

OBSIDIANA

 

Silicatos despegados del suelo

verde oscuro óxido teñido
de estima alumínica

Rumores de viento estático
sonámbulos reglamentos de
rojo veteado en blanco y negro

La luz blanca del cielo alumbra
las cenizas que giran en los viejos

sueños enterrados en lápidas cristalinas

 

En Ridículos (Buenos Aires poetry, 2019)

 

(Fuente: Sarrauteducación.com) 

 

Mina Loy (Londres, 1882 - Aspen, Colorado, EEUU, 1966)

 

 

Ulysses de Joyce


 

El Normal Monstruo
canta en el Sahara Verde

La voz y entraña
de la imagen de Dios

produce sonidos Celtas
en estos líricos infiernos

Huracanes
de racionales músicas
cosechan la tierra sin censura

La elocuente conciencia
de las cosas vivientes
se vierte en los torrentes del lenguaje

Los viejos coloquialistas
la Carne y el Espíritu
quedaron fuera del idioma – – –

El Espíritu
está atravesado por el falo

Fénix
de los fuegos irlandeses
iluminando a Occidente

con las alas de Irlanda
agitando pandemonios
de la prosa del Olimpo

y satirizan
la Rosa imperial
de perfumes Gaélicos
— Inglaterra
la sádica madre
abraza a Erin¹ —

Maestro
del meteórico idioma
presente

La palabra hecha carne
alimentándose de sí misma
con eruditos colmillos
La sanguínea
introspección del útero

Don Juan
de Judea
en una peregrinación
hacia la Libido

La Prensa – – –
ronroneando
sus canciones de cuna hacia la cordura

Cristo capitalizado
azotando
impenitentes² usureros del destino
– en los agujeros o esquinas de los templos

Y cuelgan
los anuncios de las almas
por fuera del zoológico eclesiástico

Un cargado día
engendra
guturales gárgolas
sobre la Torre de Babel

Empíreo emporio
donde el
destructor – recreador
……..Joyce
apunta el gigante reflector
hacia la sub rosa³ – – –

 

 

Joyce’s Ulysses

 

The Normal Monster
sings in the Green Sahara

The voice and offal
of the image of God

make Celtic noises
in these lyrical hells

Hurricanes
of reasoned musics
reap the uncensored earth

The loquent consciousness
of living things
pours in torrential languages

The elderly colloquists
the Spirit and the Flesh
are out of tongue – – –

The Spirit
is impaled upon the phallus

Phoenix
of Irish fires
lighten the Occident

with Ireland’s wings
flap pandemoniums
of Olympian prose

and satirize
the imperial Rose
of Gaelic perfumes
— England
the sadistic mother
embraces Erin —

Master
of meteoric idiom
present

The word made flesh
and feeding upon itself
with erudite fangs
The sanguine
introspection of the womb

Don Juan
of Judea
upon a pilgrimage
to the Libido

The press – – –
purring
its lullabies to sanity

Christ capitalized
scourging
incontrite usurers of destiny
– in hole and corner temples

And hang
the soul’s advertisements
outside the ecclesiast’s Zoo

A gravid day
spawns
guttural gargoyles
upon the Tower of Babel

Empyrean emporium
where the
rejector – recreator
……..Joyce
flashes the giant reflector
on the sub rosa – – –

NOTAS

1 Erin es un nombre propio de origen gaélico. Se trata de la forma inglesa de Éirinn, caso dativo o, en algunos dialectos nominativo, de Éire es decir Irlanda, y se utiliza en especial de manera poética, por ejemplo en el lema: Erin go bragh!, que se traduce como “¡Irlanda para siempre!” o en la expresión “verde Erín”.

2 Del inglés “incontrite”; la palabra (contrito) viene del hebreo (daká) y significa: derrumbado, quebrantado, raíz prima de (dak) lo cual es: arrepentimiento. Una persona que reconoce su falta recibe el glorioso beneficio del perdón, la gracia o favor de Dios derramada sobre aquel que derrumba su fortaleza propia con sus motivaciones egoístas.

3 Sub rosa es una expresión latina que significa “bajo la rosa” y se usa para denotar secreto o confidencialidad. En el simbolismo cristiano, la expresión “sub rosa” tiene un lugar especial en las confesiones. Pinturas de rosas de cinco pétalos a menudo se ponían en los confesionarios, indicando que las conversaciones debían permanecer secretas. En el siglo XVI, el símbolo de Enrique VIII de Inglaterra fue la Rosa de los Tudor. Una gran imagen de la rosa cubría el techo de la cámara privada donde las decisiones de estado se hacían en secreto.


Extraído de Mina LOY, The Lost Lunar Baedeker, Selected and Edited by Roger L. Conover, The Noonday Press, Farrar, Strauss and Giroux, NY, 1996. Traducción de Camila Evia para Buenos Aires Poetry, 2020. 


 

Fabio Cardarelli (Córdoba, Argentina, 1969)

 

 

Me pregunto
si lavan auto los poetas
 
si tienen sí,
caso contrario pueden pedir uno ajeno
y ejecutar esa obsesión como una runa sagrada
 
si me vieran mis amigos poetas dirían necio
malgastas el tiempo
deberías sentir culpa o traición o vergüenza
lee a los clásicos estudia gramática
asiste a talleres clínicas cátedras deja
que las chapas se pudran
 
pero a lavar
me enseño de niño mi padre
 
humedecía con espuma las curvas los perfiles
removía con paciencia lo oculto
lo dañino lo que corroe
con una vehemencia
una ternura
indescifrable
 
cuando lavo
en el reflejo de las chapas
veo acercarse con un vaso de leche tibia desde el cementerio
a mi madre
 
cuando lavo
mis brazos acariciando esa espuma
son
lo juro
los de mi padre.

 

Helios F. Garcés (Cádiz, España, 1984)

 

 

Escribimos

 

para quitarnos una máscara

 

Pero no importa

Por muy elocuente

o sugerente que parezca

 

A menudo

el poema es la máscara


***




Cuidado hay poetas

 

que escriben contra la represión

 

Contra el hambre

contra el neoliberalismo

 

Y después

vuelven a casa

 

Hay otros que escriben

sobre los pájaros y el amor

 

Sin embargo

se lanzan a las calles

 

No vayamos

a confundirnos

 

***



La Acumulación Originaria del Capital Emocional

 

I

No me salves poeta

No quieras mi complicidad

 

Cuando señales la denuncia

no me salves no te salves

 

No quedes por encima

por apuntar la barbarie

 

II

Todo panfletista que se precie

debe cocinar su propia receta

 

Y probarla antes que nadie

 

 ***


I

Los poetas políticos

 

parecen no saber escribir

poemas sobre el amor

 

Pero que no te engañen, Abuela

Ellos también se enamoran

 

II

Palabra

cargada de tanto

 

Fíjate que no pasa nada

si decimos “amor”

 

Pero es escribirlo en un poema

y saltan todas las alarmas

 

***

 

 

En  Mi abuela no ha leído a Marx. Ed. Amargord, 2019

 

(Fuente: Voces del extremo)

 

Ana Luísa Amaral (Lisboa, Portugal, 1956)

 

 

No importa si Londres o nosotros

Versión de Paula Abramo.

 

Lugares comunes

 

Entré en Londres
a un merendero cutre (no solo entre nosotros
hay merenderos cutres, entre los ingleses también
y ellos han tenido hasta más cosas, ahora
solo Escocia y un poco de Irlanda y esas
islitas, más allá)

Entré en Londres
a un merendero cutre, peor todavía que nuestros bares
de playa (esto es sólo para los que no pueden
hacerse una pequeña idea de lo que los ingleses
tienen por allá), era
muy pero muy cutre, no es que fuera mal intencionado, era cutre
como decimos, muy lleno de remiendos y con la cocina
sucia. Bien rascuache.

Claro que todos mis prejuicios
de mujer se me vinieron encima, porque en el merendero
sólo había hombres que comían tocino y huevos y jitomate
(si estuviera en Portugal, serían sándwiches de queso),
pero pensé: Estoy en Londres, estoy
solita, a mí qué me importan los hombres, los ingleses
ni se meten tanto con una como los nuestros,
y así…
Y, bueno, entré al merendero cutre, con árboles
de plástico en los rincones.
Sólo después de entrar vi a una mujer
sentada leyendo alguna cosa. Y me sentí
más fuerte, no sé por qué, pero me sentí más fuerte.
Era una tribu de veintitrés hombres y ella solita y
luego yo

Y pues pedí un café, que no estaba nada mal
para un merendero cutre como ése y el hombre
que me sirvió me dijo: There you are, love.
Se me antojó contestar: I’m not your bloody love o
Go to hell o algo así, pero después
pensé: Ya lo traen tan entrañado
en sus culturas, y su intención no era mala, y además
me voy en un ratito, tengo un vuelo
a mí qué me importa

Y pagué el café, que no estaba nada mal,
y estuve un rato así mirando en torno mío
viendo a toda esa tribu que comía huevos y jamón
y después vi la hora y pensé que el taxi
ya iba a llegar y yo tenía que marcharme.
Y cuando me iba a levantar, la mujer sonrió
como quien dice: That’s it

Y miró así en torno suyo el jamón
y los huevos, a todos los hombres que comían
y yo me sentí más fuerte, no sé por qué,
pero me sentí más fuerte

y pensé que al fin no importa si Londres o nosotros,
que en todas partes
las mismas cosas son

 

 

 

Lugares comuns

 

Entrei em Londres
num café manhoso (não é só entre nós
que há cafés manhosos, os ingleses também
e eles até tiveram mais coisas, agora
é só a Escócia e um pouco da Irlanda e aquelas
ilhotazitas, mas adiante)

Entrei em Londres
num café manhoso, pior ainda que um nosso bar
de praia (isto é só para quem não sabe
fazer uma pequena ideia do que eles por lá têm), era
mesmo muito manhoso,
não é que fosse mal intencionado, era manhoso
na nossa gíria, muito cheio de tapumes e de cozinha
suja. Muito rasca.

Claro que os meus preconceitos todos
de mulher me vieram ao de cima, porque o café
só tinha homens a comer bacon e ovos e tomate
(se fosse em Portugal era sandes de queijo),
mas pensei: Estou em Londres, estou
sozinha, quero lá saber dos homens, os ingleses
até nem se metem como os nossos,
e por aí fora…

E lá entrei no café manhoso, de árvore
de plástico ao canto.
Foi só depois de entrar que vi uma mulher
sentada a ler uma coisa qualquer. E senti-me
mais forte, não sei porquê mas senti-me mais forte.
Era uma tribo de vinte e três homens e ela sozinha e
depois eu

Lá pedi o café, que não era nada mau
para café manhoso como aquele e o homem
que me serviu disse: There you are, love.
Apeteceu-me responder: I’m not your bloody love ou
Go to hell ou qualquer coisa assim, mas depois
pensei: Já lhes está tão entranhado
nas culturas e a intenção não era má e também
vou-me embora daqui a pouco, tenho avião
quero lá saber

E paguei o café, que não era nada mau,
e fiquei um bocado assim a olhar à minha volta
a ver a tribo toda a comer ovos e presunto
e depois vi as horas e pensei que o táxi
estava a chegar e eu tinha que sair.
E quando me ia levantar, a mulher sorriu
como quem diz: That’s it

e olhou assim à sua volta para o presunto
e os ovos e os homens todos a comer
e eu senti-me mais forte, não sei porquê,
mas senti-me mais forte

e pensei que afinal não interessa Londres ou nós,
que em toda a parte
as mesmas coisas são

 

 

* Este poema pertenece a What’s in a Name, de Ana Luísa Amaral (trad. Paula Abramo, España, Sexto Piso, 2020).


 

(Fuente: Periódico de poesía. Unam.mx)

Viviana Gonzales (La Paz, Bolivia, 1985)

 

 

HISTORIA DE UN VUELO, UN BASTÓN Y UNA TRENZA

Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella
y vamos cayendo.
Vicente Huidobro

En un vuelco de nubes celestes
hay un mar a lo lejos que yo no alcanzo a ver.
Son años de ceguera y no mar,
un soplido se desprende del tiempo.

El tiempo es –lo sabemos–
una palabra mayúscula.

Hay un hilo que brota por entre mis piernas
mientras vuelo el hilo me quiere atar a la tierra.
Mi madre y mi abuela cepillan una trenza enorme,
otra mujer la decora con guirnaldas y petunias.

Es difícil alcanzar el vuelo con el hilo que me ata,
con la vagina cerrada, entumecida y espantada.

Yo no puedo elevarme porque al miedo
nunca le ha dado la gana de soltarme.

Si ahora caigo de seguro el hilo se rompe y
el miedo saldrá corriendo
al ver la nada que soy, que me ha vuelto.

Alguno que otro llorará mi ausencia
mi madre
mi abuela
desde el otro lado
la lluvia.

Mi hijo no tiene hilos entre sus piernas.
Hay un bastón que lo sostiene.
Puede fallar en el despegue o incluso caer como yo.
El bastón sujeta al hombre, a mi hijo.

Más tarde voy a llegar a llorar mi cortedad
y el miedo me volverá a coger vacía,
eso le dejaré a mi hijo
mi muerte blanca y absurda
mi sexo nocturno con el miedo
mi trenza roja y omnipotente
que emerge todos los días
el monstruo que devora mi útero.

Mañana
quizás a hurtadillas
pueda volar de nuevo
libre de todo:
sin hilos
sin vientre
sin miedo.

Tomar las tijeras de la máquina de coser de mi abuela
abrirlas
abrirme
parir mis dolores
mis angustias
mi pasado
empaparme de hombría, sujetar un bastón
con mis piernas y

Volar.

VISIÓN DE TRISTEZA

Por las tardes me siento en las afueras del miedo
y espero el tren doscientos ochenta y cinco.
En ocasiones el fango no me deja
levantar los pies o subir
en la espesura del tiempo y resguardarme
en el vagón primero.

Las ventanas de mi rostro
esperan su limpieza con los dedos.
Hay un charco de lluvia a las cuatro,
un pez multicolor se desliza río abajo.
Abro la boca,
el pez se adentra salado en mi lengua
¡pecesito solitario!

Las paredes del miedo miden llantos de alto,
odios de ancho,
el hombre se cae
desde el piso doce de la calle Dorant,
tiene el pecho atravesado de cuchillos,
un suicido colectivo de morsas
desde la bruma celeste de mi memoria,
creo que poco más puedo decir

mientras trago peces como serpientes
como dagas punzantes
como cuchillos
alfileres plateados.

Un día también pude ver un tigre a los ojos,
el aleteo de cisnes.
Suave pronunciamiento
del nombre de las hojas.

Hay formas de no escalar paredes
[si no quieres

de preferir la tarde
[sin lluvia

de no mojarte en los charcos
de aceptar la vida.

NÁYADES

No todo mi corazón te ama.
Solo la parte que está enferma.
Yolanda Pantin

Quisiera encontrar tu cuerpo o la letra inicial de tu nombre,
esa marca con la que atraviesas el mundo
y exhortas a mi alma para que te pronuncie
siempre a deshoras.

Hay un tiempo para trazar cada marca de tu rostro.
Mirar a través de la ventana y saludar al hombre de fuego
que atraviesa mi recóndito dolor
escondido bajo los pliegues solitarios de esta piel intacta.

Caerá un brillo sobre ti a esta hora del día
y yo daré vuelta la calle
con el peso de cien mujeres a mi espalda
que rugen tu nombre
desde cualquier confín del mundo.

Mi rostro es un río hecho de tulipanes
que nace del chillido de estas hembras
dolientes
…………….alocadas
………………………….histéricas.

¿Cómo hago para que dejen de gemir?

Yo decido cargar con ellas
mientras sacuden la tierra desde el torbellino de su sangre.
No lo pienses mucho,
hay mujeres afuera, agonizantes, capaces de destruir
los cimientos que otorga la razón
para el actuar pausado.

Las he visto adentrarse en el bosque
para dialogar con el dios árbol sangre de dragón.

A ti, bendito entre los hijos de esta tierra,
vienen a brindarte su mar como refugio.

Cuando yo quiero hablar de amor me vuelvo navío
y recojo sirenas de cuerpos redondos
que en ocasiones hablan por mi.

 

Viviana Abnur (Ciudadela, Bs.As., Argentina, 1964)

 

 

Solo quien nunca trepó a la cuerda
quien nunca fue de veras 
trapecio mismo 
confunde 
la oscilación de un cuerpo semidesnudo 
sostenido por el aire 
con poesía

un trapecista de cepa lo sabe 
por eso 
no se encomienda a los dioses 
ni se persigna 
antes de saltar 

ocupa el breve tiempo que le queda 
en secar bien su mano 
con resina

entregará su humanidad 
por un instante 
al cruce meditado 
de los cuerpos en la altura 

el impulso es lo vital
lo sabe
respira hondo
y salta




RASH

Todo lo que sé de la muerte
lo aprendí de apuro
cuando te vi pasar en la camilla
a la terapia intensiva

yo era atea como vos
y solo vi
un cuerpo ajeno y liviano
pasar a la velocidad de la luz

y es que acaso vivimos confundidos
o solo somos luz y no otra cosa
porque supe de repente
en un instante
que vos en ese cuerpo
ya no estabas

te llevaban a Emergencias
como un trofeo de guerra
había prisa en los médicos por llegar
había prisa en la muerte
por huir del territorio

minutos antes pedías
que te trajeran un libro
minutos antes te abrazaba y me decías
sos tan buena

después la luz que se cortó en el hospital
la puerta medio abierta
y yo que te espiaba pude ver
cómo te rodeaban de velas
vivo todavía
como en un cuento de Poe

alguien me abrazó y lloré
perdimos dijo el doctor

y supe de la muerte
que tiene apuro papá
y en el apuro es desprolija
porque algo se llevaba para siempre
lo supe
pero algo no
ahí
en ese cuerpo derrotado
vos no estabas




Para desafiar al tiempo
su presencia indómita en mi entrecejo
su bocota mal hablada
monté semidesnuda a mi corcel
que tan fogosamente me insistía
y cabalgué
en el baño del Teatro San Martín
en pleno festival de poesía

así a oscuras 
la luna estalló 
contra mi pelo
un niño pude oír
suplicándome al oído
para desafiar al tiempo 
me quedé
estacada en el presente
con ese casi hombre
un casi desconocido
que bien pudiéndolo no hacer
solo me hablaba de amor







REALISTAS

El que no conoció el mar
y no lo añora
crece tal vez
en un mundo finito
palpable




 

 

(Fuente: Emma Gunst)

Enrique Lihn (Chile, 1929 - 1988)

 

 

Si se ha de escribir correctamente poesía…
 
.
Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto: un juego para atrasados mentales
en que da risa verlo moverse como un buey
un lector integral de novelas por entrega.
Desde el momento en que coge el violín
ni siquiera el Vals triste de Sibelius,
permanece en la sala que se llena de tango.
.
Salvo honrosas excepciones las poetisas uruguayas
todavía confunden la poesía con el baile
en una mórbida quinta de recreo,
o la confunden con el sexo o la confunden con la muerte.
.
Si se ha de escribir correctamente poesía
en cualquier caso hay que tomarlo con calma.
Lo primero de todo: sentarse y madurar.
El odio prematuro a la literatura
puede ser de utilidad para no pasar en el ejército
por maricón, pero el mismo Rimbaud
que probó que la odiaba fue un ratón de biblioteca,
y esa náusea gloriosa le vino de roerla.
.
Se juega al ajedrez
con las palabras hasta para aullar.
Equilibrio inestable de la tinta y la sangre
que debes mantener de un verso a otro
so pena de romperte los papeles del alma.
Muerte, locura y sueño son otras tantas piezas
de marfil y de cuerno o lo que fuere;
lo importante es moverlas en el jardín a cuadros
de manera que el peón que baila con la reina
no le perdone el menor paso en falso.
.
Quienes insisten en llamar a las cosas por sus nombres
como si fueran claras y sencillas
las llenan simplemente de nuevos ornamentos.
No las expresan, giran en torno al diccionario,
inutilizan más y más el lenguaje,
las llaman por sus nombres y ellas responden por sus nombres
pero se nos desnudan en los parajes oscuros.
Discursos, oraciones, juegos de sobremesa,
todas estas cositas por ·las que vamos tirando.
.
Si se ha de escribir correctamente poesía
no estaría de más bajar un poco el tono
sin adoptar por ello un silencio monolítico
ni decidirse por la murmuración.
Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
Es algo que merezca recordarse
por alguna razón parecida a la nada
pero que no es la nada ni el Leviatán entero
ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.
 
 
 
(Fuente: Basta de texto / Isaías Garde)