De "Yo en el laberinto"
"Como la vida, el laberinto
se envuelve sobre un eje misterioso.
Gira sin avisar que la línea se enrieda
en un nudo ovillado que no empieza.
Continúa y se junta en el centro de un lazo
que intersecta un camino bifurcado.
Se mete en la madeja de curvas paralelas
cortadas por un eje de trayectoria recta.
Propone cinco ángulos
en diagonal trazados
para encontrar el centro
del paralelogramo.
Parecido a la vida, el laberinto
no está señalizado.
Por eso es conveniente recordar
que no siempre el atajo es el atajo.
Y caminarlo lento,
sin correr tras la prisa
porque al final de día, comprendemos:
fue mejor el andar que la salida."
(Fuente: Daniel Edgardo Petasne)
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