jueves, 9 de enero de 2025

Héctor Giuliano (Piamonte, Italia, 1947)

 

PARTE DIARIO

 

Nos obligarán a nacer,
nos darán dos nombres,
para pluma y conveniencia,
nos pondrán pañales
un apodo familiar,
pedagogos, cariñitos
y regaños,
castigos y puertas selladas,
expiaciones a futuro,
justificarán nuestra orfandad,
a cantar himnos,
a besar la bandera,
el anillo del Papa o Bakunin,
nos archivarán hondas y flechas,
la calle y el piedrazo,
a beber en vasos y usar cucharas,
al uso de mentiras,
una y otra vez,
nos sumergirán,
cuántas veces y dónde veces,
en pantanos de alquitrán
que aceptaremos
como baño de rosas y violetas,
sea por ilusión, ignorancia o hastío,
o porque así ha de ser;
brotarán tales o cuáles ideas,
ese ocaso desesperado,
ciencias, civilidad, erudiciones,
dialécticas, dioptrías,
zootecnias, taxonomías,
sonambulismos;
nos harán creer
que pensamos por cuenta propia
o lo que dice la biblioteca
y el señor que sabe y que leyó,
nos calzarán un escribano,
un contrato, una firma,
un auto para volar
y un avión para aterrizar,
a Carl Sagan y un exégeta,
un arma para defender a la patria,
un político y un comercio
que vende barato,
una risotada y un sepulcro,
una corrida de toros,
un paisaje para turistas,
un Van Gogh y un Munch
para colgar en el living
y en el consultorio,
esqueletos de saurios
a campo traviesa,
cualquier biblia
para consolarnos
y la torpe refutación
de sus versículos,
doctrinas dañinas
y paños fríos,
nos embelecarán con libertades
y esclavaturas,
sistemas regulados y desregulados
que no son más que ángulos
y facetas del mismo cristal,
y apostillas
y etcéteras.
 
Apuntarán al páncreas
y la cabeza,
a la crueldad y los fetiches
que auxiliarán con odio
nuestra pesada digestión
del infortunio y la costumbre,
nos convencerán de atributos,
qué éste o aquello,
aquél, o esto,
de tiranos, fantoches,
parlamentos y debates,
nos embalurdarán
con esa ley del mancomún
que nos pondrá a la mesa
un plato de fideos
y en la pared un televisor,
un esperma lozano,
promesas,
un resonador magnético,
fidelidad, juramentos,
drogas, alcohol,
camaleones,
esas cosas del montón.
 
Y cada día
se harán más turbias
nuestras necesidades
y proclamaremos
que son imprescindibles,
tanto así
un producto equis,
un calzoncillo,
un celular,
esta computadora,
un vaso de vino
que será "de autor",
adicciones o yogas,
un amanecer, un ocaso,
un mar que muere
y un animal que se extingue;
vendrán,
con suerte,
otros pañales,
cataratas seniles,
cenizas,
aposiciones y oposiciones
y uno en la boca del horno,
estupefacto y marchito,
vea.

- Inédito-

 

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