ESCRIBIR
A veces escribir es alejarse para llegar.
A veces es perderse en los amargos recovecos de los
adentros y a veces exiliarse a una galaxia ebria de fantasías.
A veces significa aventurarse por intrincados laberintos de
tinta donde los personajes encuentran la salida mientras tú
permaneces encerrado, hasta que llega la noche, y sueñas que
sales.
A veces es volver a ser un niño que hace muecas de burla
ante el espejo de las palabras.
A veces escribir es jugar a escuchar esa música suave que
interpreta la tinta al deslizarse por las blancas llanuras del folio que
te mira.
A veces convertirte en invisible para espiar al odio sin que él
se percate, comprenderlo, y sentir, poco a poco, que se transmuta
en pena.
A veces es buscar los tesoros menudos que se hallan
escondidos mar adentro de ti.
A veces es sentir la novedad infinita que se oculta bajo una
senda alfombrada de hojas secas, y a veces es saber que eres
solo una hormiga que ha elegido una de ellas y bajo el sol camina
sobre sus nervaduras.
Y a veces es gritar, descerrajar la rabia a bocajarro contra el
chaleco acorazado del sátrapa que alza su bandera del yo
liberticida.
Escribir cada vez es una cosa, de ahí mi vicio inmortal y
necesario.
Ilustración Pisterest
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