I.
La vida, la viviente, se inaugura, arde, cada día.
Lo esencial nace, es dado a luz, después vive. Lo posterior es historia, no ontología.
Rodar, no punto inicial.
Proceso, no acontecimiento.
Sombra.
Sobre la amplitud de un valle, valle sin vallas, apertura bajo lo abierto, nace el sol.
Tea fulgente.
Sobre el horizonte que enciende nace, bajo él, todo lo que estaba sin mostrarse, sin saber de su ser.
Cada día nace, encendiéndose, un mundo intacto.
Hacia adelante el vacío, el paisaje de toda aparición, el de
la posibilidad pura, hacia atrás, el vasto silencio del ser.
Arriba y abajo lo único, lo posible.
La luz inicial que inicia.
El atardecer, como el alba, sólo necesita una estrella.
Iniciación de la luz: sentido. Sentido de un comienzo, emergencia
de un sentido, origen.
Mito.
(No en su cenit. Saliendo o poniéndose el sol asombra,
maravilla.
Por oculto el misterio habla.)
Todo mito habla de la instauración de una realidad, de cómo algo se
revistió de ser.
O, como el ser lo revistió, desnudándose él. Sustrayéndose.
Se va dejando: símbolo. Representación de una ausencia. Mitad perdida.
Despedida de todo encuentro.
El origen es verbo. Es originando: dejando ser. Ausentándose. Se ausenta irrumpiendo, oriundez vertical: abriendo el espacio que ausentándose regala.
El origen no es inicio: inicia.
Es iniciático.
Origen y mito se dicen separándose. No son lo mismo: el mito es la separación.
La diferencia en y de lo originado.
El origen es expresión: mito. El mito comunicación: fundación.
El mito origina.
Origen desbordante, transgresivo y excesivo de sí mismo.
..
Gratuidad: sin por qué ni para qué.
(Razón o sin razón del milagro.)
Niñez. Ronda que juega, no anillo del tiempo. Sin desde ni hacia.
Ni a partir de, ni en función de.
Olvido de sí.
El origen no responde más que a sí mismo. Se conjuga en sí mismo,
desde sí: es, dijimos, gratuidad.
No utilidad.
Alba: anuncio y presencia.
Palabra inicial.
Relato de lo indecible. Lo que al decir es narración, ya no inicio.
Tiempo, no instante.
Horizonte, no tajo.
Origen perdido. O encuentro: originar lo perdido.
Crear.
Nombrar.
Lo callado
Agua en el agua.
Hay que traducir lo intraducible: lo que nunca fue
pronunciado.
La creación de lo imposible.
La palabra quebrada, el inicio.
(El vacío vaciado, pero de espaldas a la búsqueda: lo que
se calla.
La búsqueda, no su eco:
lo buscado.)
Agua en el agua, no lluvia.
O lluvia en la lluvia, no sobre las espaldas.
II.
El origen se dice, su palabra original es el mito.
El mito dice al origen.
Al origen que se dice mito. Mito de origen: de fundación. Sobre esa palabra se fundamenta el mundo.
Las épocas, las culturas. También, cada hombre.
Y las palabras.
Origen de lo poético que es lo poético como origen.
Palabra o símbolo, que expresa una potencialidad del fondo
inagotable del origen, del origen como lo inagotable.
Lo imposible.
Pero no lo imponderable.
El mito, como alba y niñez, no pasa. No es pasado, es hondura.
Venero.
Hondura que aflora cuando encuentra espacio, para surgir: un hueco
donde manar.
Relato de lo indecible (lo indecible no como lo que no se puede
nombrar, como lo que pide ser escuchado), el mito busca una
escucha donde exponerse.
Paradigma de la vida, busca un espíritu donde hacerse carne.
Desde y en donde inscribirse.
Labrarse realidad.
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Hugo Mujica - El mito, alba y niñez (fragmento)
(Fuente: Daniel Rafalovich)
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