jueves, 30 de enero de 2025

Alejandro Méndez Casariego (Buenos Aires, 1952)

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DOS POEMAS




(Tristán)

 

Tristán nació de Loba
la doberman mayor del Coronel;
era una bola movediza
de pelo negro
Nunca habíamos visto
nada tan tierno como sus movimientos
reptando hacia las tetas
sus ojos cerrados en un placer
que nada puede reemplazar
 
caía luego en la modorra de los hartos
 
A los seis meses le cortamos la cola
y las orejas
porque así se estilaba
 
Lo amamos, esos días, como a nada o a nadie
Nos levantábamos temprano
tan sólo para verlo
estirarse en la cucha
frotarse el hocico en nuestras manos
y volver a su posición de ovillo
 
Antes de que cumpliera el año
se lo llevaron con mentiras
no nos dijeron dónde
y fue para nosotros
algo muy parecido al fin de todo
Tiempo después
fuimos a la casa de amigos
del otro barrio, el que estaba en el bajo
pegado al regimiento
 
Esas casas eran todas iguales:
las mismas celosías de madera
pintadas de un verde que llamaban militar,
galería de tejas, columnas de madera
canteros con prolijas margaritas
como para mostrar que éramos gente
parecida a toda la demás
De pronto oímos un sonido
metálico y agudo
como un desplazamiento
de acero sobre acero
y un pesado golpear de patas
trotando sobre el césped
Cuando alzamos la vista
un animal enorme, oscuro
con ojos como llamas
el hocico fruncido liberando los dientes
emitía el farfeo contenido
de las bestias a punto de saltar
Su expresión era de un odio tan extremo
que nos dejó sin aire
 
Lo reconocimos por una marca
que le había quedado en la oreja
en un error del corte
y una manchita más clara sobre uno de los ojos
No hemos podido
-es difícil- olvidar
ese momento en que el amor más profundo
se convierte en el peor de los miedos.
 
*****
 
 

 

Carta de Tu Fu a Li Po

 

Hay algunos temas que te exceden, señor;
 
es hora de que lo reconozcas.
Mírate al espejo
y descubre en tus rasgos el retrato
que acabas de pintar
con la mano oblicua y el ojo enmarañado.
 
Hay temas que te exceden
 
por falta de humildad,
otros por aquello que el oficio niega,
por lo que obstruye el rencor
o carcome la envidia.
 
Tu talento se estrella contra un muro más alto
 
que no fuiste capaz de imaginar,
tus recursos de fuego no son inagotables,
ni eres tan astuto como el escorpión
que te sirve de emblema.
 
Toda soberbia se ahoga en el olvido
antes de que sus filos
alcancen a hacer mella,
porque sus aceros son corruptos de origen,
fueron labrados con desdén
 
con material espurio
y en fragua equivocada.
 
Vuelve entonces a la vieja querencia
olvida el residuo vicioso de los años
y mira al mundo de nuevo
con los ojos más limpios
como si lo vieras por primera vez.
 
***
 
(Fuente: Tema: Poesía)

 

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