JAZ
(como jazz pero sin música y con una sola zeta)
Mi fantasma fue sorprendido en Baden Baden
por una confesión
para la que no estaba preparado.
Mi carnoso fantasma portaba
por entonces
una carretilla, no de plástico,
sino como las viejas carretillas de hierro.
Allí no cabía la espiralada
cornamenta del muflón,
ni la blanca máscara facial de esas hembras,
ni la fórmula dentaria, y te dije
“nada sé de Lógica, nena,
salvo que a veces atenta
contra la imaginación”.
Aquello fue mi tumba
pero igual continué
“confundo Moral con Ética, nena,
Caracol con Dímelo Clarito,
Grado Alcohólico
con Las Alas Del Deseo”
y para colmo de males
nunca volé sobre Berlín,
como aquel docente aborigen
que aprendió a decir “Guten Morgen”.
Nunca pude volar sobre Berlín
porque una vez más me venció el sueño.
Ya sabemos: el exceso de trabajo
y el dinero que nunca alcanza
para hacer un buen regalo.
(25 de mayo)
Delitos como ése
terminan pagándose muy caros.
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