Banda nocturna
Bajo la noche transparente
arden las veredas
parpadean los faros sobre los sucios
blue jean de los jóvenes que se extravían entre esquinas
y parques claroscuros y negras casacas
entre brumas fosforescentes y blanquísimos cráneos
dientes rubios y dedos rubios escarchados por la yerba
Sus miradas brillan como hebillas de plata
llenan de tambores las plazas bañadas
en aceite
y policías de felpa.
Por la noche salgo. En el día huelo a gases lacrimógenos,
la multitud me absorbe en sus paltas
pero me detengo en las claridades
del mundo para respirar
sin un cigarrillo en los labios / el frío
me congela los miembros
y no hay sitios donde descansar para ver
las rojas hormigas cargando huesos
migajas de pan / todo está cercado por fieras exhaustas
solitarias bancas / roto por el silencio
y ese cascarón
azul que me separa de ti oh raquítica tierra
mi cuerpo es solo
fugaz y opaca estela de locura
En el orden natural
eterno polvo sin entierro
Y esas flores y esos muchachos seducidos por el polvo
por el orden ¡Oh los apestados de este siglo!
América es un Ácido, allí hay miles
de angustiados
La ley es cruel me dicen los que
no sobrevivieron a esta
guerra inconclusa donde mi banda
de leñadores se dedicó
a demoler las gordas columnas de la Justicia, donde quedaron
solo tus enormes muslos / oh Cecilia /
tus nalgas / tu rostro de penca
y un boquete en el corazón luego
de enfrentar a la policía
con un ejército de metales retorcidos
que fueron nuestros huesos después
del incendio
sobre una autopista irreal donde aún palpitaban y se desangraban
los tibios corazones de los caballos
que cayeron antes que nosotros
a pesar de su inocencia / de sus fuertes músculos
de su destreza para eludir las dificultades
que ahora soportamos cuando las tinieblas reinan
y el pánico de las bestias que rastrillan /
se aproximan
calle por calle / zona por zona cubiertas
con los adolescentes
cuerpos de mi pandilla que ha saboreado
la catástrofe
antes que el sol borre los resquicios
y los escombros
a que fuimos sometidos.
¡Oh el deslumbramiento del horror! Mejor será largarnos
de esta ciudad a la que nunca pertenecimos
y ya no tengo banderas ni multitudes
Estoy perdido
entre los edificios
entre las calles
y bocacalles
entre los cerros y basurales
deambulando con tu imagen impregnada
en mi mente
(y tú Sarita eres como un rockanrol
en mi pecho)
¿Qué puedo hacer? llevo un amor a secas
que no me calma en el largo viaje
por las suaves arenas
donde te conocí oh dulce Cecilia
como la chicha que cantabas
para mí en aquellos tiempos
en que asaltábamos
golpeábamos destruíamos y culeábamos
en cualquier
estera bajo la tibia luna y el sereno mar
que se enroscaba
en tu blusa de nube / todo termina y
lo han sabido
nuestros enemigos / nos jodieron quitándonos la noche
Y solo me voy quedando / aturdiéndome
ante el desayuno
y el responso que estoy escribiendo
con dificultad
por el parpadeo de la vela
Estoy condenado a muerte / han arrojado
mi sombra al mar
Estoy divinamente desolado / mi alma
se queja como un torrente
y me dice expirando ¡¡¡¡MÄTATE!!!!
y mudas piedras rodaron
Sobre las calles como una escuadra preparándome una celada
a plena luz del día con guardias de tránsito y helicópteros
de papel. Me detienen / me botan /
me organizo y vago en
plazas y barrios demoliendo las gordas columnas de la justicia
mientras mi banda se aleja
en tierra
en humo
en polvo
en sombra
en nada...
.
De: «𝘈𝘳𝘲𝘶𝘪𝘵𝘦𝘤𝘵𝘶𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘱𝘢𝘯𝘵𝘰» (1988)
Rómulo Domingo Ramos Ramos es un poeta peruano 
(Fuente: Grover González Gallardo Poesía)
No hay comentarios:
Publicar un comentario