NADIE SABE CÓMO SIGUE ESTO
sobre Bandada, Una hipótesis contra la derrota, de Jimena Arnolfi (Santos Locos, 2025)
Entre el canto y la declaración, entre la Historia y la inmediatez perceptiva, un río fino y profundo encuentra su cauce en los poemas de Jimena Arnolfi. Bandada, su nuevo poemario, pone en el primer plano una voz que está ahí para decir su tristeza, su desencanto ante una coyuntura atroz; pero lo que aparece de inmediato es también la determinación de vivir, de no entregar las últimas banderas, la belleza que nutre los gestos de una épica personal.
Lo íntimo y lo cotidiano alternan con la conciencia histórica, en una coyuntura de brutalidad y cinismo pero también de resistencia. Los pájaros –su canto, su forma de volar y de anidar, de habitar la intemperie- son la presencia constante y renovada, el símbolo de una libertad activa. Hay que apropiarse otra vez de la palabra libertad y de lo que ella implica. El canto, de los pájaros y de la poesía, es parte de un sostén colectivo y anónimo, esa bandada que formando una V avanza contra el cielo, una forma de acunar y sostener, una celebración en la zozobra.
Contra el clima de época, un estado de asamblea permanente. El yo se manifiesta, se declara presente y sienta su postura cuidándose del ideal del “alma bella”: “Nadie está a la altura de la dignidad / con la que después reescribe /su propio romance. Nadie. // Mucho menos en política.”
Más allá de la renovada discusión sobre qué es la poesía política, Arnolfi ejerce una manera personal de expresar su estupor (“Entre la amargura y la esperanza /atravesé el día/como a un alambre de púas.”). Con poemas potentes, que esquivan la amenaza siempre latente de la impostación, el sujeto se afianza en la precariedad y eso le otorga, paradójicamente, su sostén y confianza: “No sé nada de mí. / No me conoce nadie. No./ Pero los pájaros me cantan.”
Mario Nosotti
***
AHORA ES DEFINITIVO
Abro la caja de fósforos al revés.
Mientras levanto uno por uno
me atacan los malos pensamientos.
Toda mi idiosincrasia desparramada
en el piso de la cocina.
Repaso los errores cometidos.
Como si fuera un mantel lleno de migas
sacudo el miedo a la intemperie.
Ninguna certeza se desprende
de la mesa familiar, sólo queda
este asunto extraordinario.
Pienso qué hacer con mi vida.
*
AHÍ VA
Al menos hoy me siento plena.
Sucede como con la pregunta:
Un poema lleva al siguiente.
Miro el cielo, sé prestar atención.
Hay cosas que me tranquilizan.
En la poesía, nunca sabemos.
En el amor tampoco.
Lo digas conmigo o en mi contra.
No hay nada más seductor, más terrible,
cometemos errores de principiantes.
Estamos grandes,
tenemos alguna experiencia
pero hay que aprender todo
de nuevo
otra vez.
*
INSISTIR
Ante todo, desesperación
y determinación
como la que tiene esa bandada
que cruza el cielo y los árboles,
ahora, en este minuto,
con esta luz y esta sombra.
Sospecho que hay pájaros
que se ofendieron conmigo.
No quiero mentir, muchas veces
no escribo, no pienso, no me calmo,
no siento cabeza. Los días
se empujan en desorden,
tal vez haya perdido la cuenta.
Yo sigo adentro, cocino, barro,
friego, canto en voz baja,
no quisiera que me escuchen.
Siempre guardo secretos,
apilo leña, me acerco al calor.
Me trago los sentimientos,
le pido cualquier cosa al silencio.
Atención y artesanía
para escribir, reescribir, fracasar.
No sé o sí sé: soy una mujer
que sabe lo justo y necesario
para subsistir.
*
NADIE SABE CÓMO SIGUE ESTO
No hay alambrado que resista visible,
no hay horizonte que celebre el día.
La niebla tapó todo, el monte transcurre difuso,
los postes de luz no muestran su figura.
No hay límite que pueda vencer
a estas nubes caídas cuerpo a tierra.
Entretanto siento urgencia y memoria.
Hasta los sonidos se alteran, un ruido breve
de pájaros se alza entre matorrales que adivino.
Soy invisible para ese caballo que pasta
a la vera del camino. Escribo que la niebla
tapó todo pero estoy hablando de violencia,
esa enorme cantidad de violencia que se ejerce
en nombre del bien y el orden. Cómo no agregar
daño al daño si todos los días contamos caídos.
Busco palabras que no encuentro.
Lo que se diga resulta poco, siempre poco.
La historia es una larga lista de crímenes.
Están rompiendo todo. Si me tocara el cuerpo
y no tuviera cabeza, si me tocara el cuerpo
y no tuviera las piernas, si me tocara el cuerpo
y no tuviera los brazos, quizás ahora pudieran flotar
pedazos míos como pájaros o esquirlas.
Gloria a los muertos, todo invierno termina,
el cielo se abre como quiera que sea.
Cómo imaginar para sublevarnos
en este tiempo y por nuestro tiempo.
***

Los poemas presentados pertenecen a Bandada, Una hipótesis contra la derrota, Jimena Arnolfi (Santos Locos, 2025).
(Fuente: Música Rara)

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