2 de enero
Maté a una gacela. Y acá la gacela está por necesidad poética y nada más.
La verdad se compone de ovejas blancas y de ovejas negras.
Les decía, le puse una trampa a la gacela y la gacela cayó. Tenía un anhelo indescriptible
de probar la salitrosa carne de gacela.
No me gusta el cordero que venden en la carnicería. Pero me gusta tu mano morena cuando me prende medallas al hombro. Me gustan tus labios cuando dicen: sos el polen de la palmera.
¿Una palmera, yo? Soy el hierro que la hiere, la luna terrible que la sacrifica. No me aguanto este exilio. Ya no distingo las gacelas de carnicería del cordero del poema.
En vano desterrar a la gacela, en vano el polen de la palmera.
Si me muero, metete en mi inbox. Dejé escrita la contraseña en un pedacito de papel que está sobre la mesa.
Ahí vas a encontrar mi testamento, y a tomar la gacela por las astas.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib
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