viernes, 3 de enero de 2025

Héctor Giuliano (Piamonte, Italia, 1947)

 

Una vieja
mira. 
 
El perro
olisquea
un poste de luz
y se pone a cagar.
 
En la parada de colectivos
dos chicas se agarran de los pelos,
se muerden y desgarran. 
 
Pasa un Renault 12,
embiste a una motito,
un flaco pierde la cara,
mueren dos niños
y al auto
se le desprende el paragolpes.
 
Un verdulero
agita la mañana
con su oferta
de compre una sandía
y le regalo un melón. 
 
El canal viene con un chorro
deficiente de agua
y los mosquitos crían larvas
y el municipio
pega afiches gigantes
con recomendaciones
para combatir el dengue.
 
Los concejales
que ni conocen el barrio
pasan las horas de trabajo
con el aire a full.
 
En el Juzgado de Paz
se rascan los huevos
cinco meses al año
y cuando vuelven a casa
dicen estar cansados.
 
El kiosquito del Loco Mareca
expende más merca
que chicles o barritas de cereales.
 
Los crotos del campito
piden algo de comida
y te roban los broches
de la ropa
y algo de bronce si pueden.
 
y los papeles negociables,
y las letras de cambio,
y las propiedades territoriales
y particulares,
y la balanza de pagos
y el derroche de los cancilleres,
y la renta agrícola
como así la pesquera,
al por ahí,
como poder físico
que busca
hacerse obedecer.
 
Perro que caga,
vieja que mira:
equilibrio del blues
en la prosperidad
y las luces que se apagan
de un soplido,
soberanas. 
 

- Inédito -

 

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