Sebastián Jaka (Buenos Aires)

 

Tierna vaca

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Ahí yace la tierna vaca enterrada emputrecida.

Los días crecen ahí donde la vaca pasta y bostea la muerte blanca de la vaca.

Los enjambres se arraciman como frutos tierna vaca

y el hombre anda desnudo erectado de pies y manos y médula y el ánfora y el golpe de hacha materno que le dio por fin la vida, tierna vaca.

Acaso los molinos te celebren en el viento

y el rumor de las acacias te traiga un hálito de estrellas y planetas, lentejuelas

Porque ahora todo es cielo y es tuyo tierna vaca.

Todo el cielo y el gaucho enamorado que mea en los alambres los yuyales

los postreros días jóvenes de la dicha y el esperma que hacían girar la rueda de molino de las horas, tierna vaca.

Todo es joven en tu muerte tierna vaca.

Todo anda renacido y como enjuto y en sí mismo

y es mi huella la que busco en tu cuerno alucinado tierna vaca

porque todo lo que amamos yace en tu memoria allí enterrado

como el oro en las encías de los muertos.