EL VIENTO CAMBIA
EL VIENTO CAMBIA
Esta es la forma en la que el viento cambia:
como los pensamientos de un humano viejo
que piensa todavía con impaciencia
y desesperación.
El viento cambia así:
como humana que no tiene ilusiones
y aún sintiera por dentro cosas irracionales.
El viento cambia así:
como humanos que vienen con orgullo,
como humanos que vienen con enojo.
Esta es la forma en la que el viento cambia:
como humano, pesado y más pesado,
al que le da lo mismo.
LA CASA, SOSEGADA; EL MUNDO, EN CALMA
La casa, sosegada; el mundo, en calma.
El lector se hizo libro. La noche de verano
era como el consciente ser del libro.
La casa, sosegada; el mundo, en calma.
Se dijeron palabras cual si no hubiese libro
pero, sobre la página, el lector se inclinó,
quería inclinarse y, sobre todo, ser
el erudito cuyo libro es cierto, y la noche
de verano, como una perfección de la idea.
La casa, sosegada. Así tenía que ser.
El sosiego integraba el sentido y la mente:
la entrada a lo perfecto por parte de la página.
Y el mundo, en calma. En un mundo de calma,
donde no hay más sentido, la verdad, en sí misma,
es calma y, en sí misma, es verano y es noche,
el lector que a deshoras se inclina y lee ahí.
Trad. Hernán Bravo Varela
(Fuente: Cecilia Pontorno)
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