viernes, 1 de mayo de 2020

Silvia Rodríguez Ares (Mar del Plata, Argentina, 1963)





Lengua muerta



Tienen las palabras
un peso y un sentido
pactado en una junta
de señores notables.
Digo “señores”
con “e”
cuando tendría
-soy de Sagitario
me importa la justicia-
que escribirlo con “o”.
¿Te resulta pueril
la discusión que se abre
si pensamos la lengua
con gestos de madre?
Mi madre está muerta
y fue dura conmigo.
Hay madres que castigan
con amor,
otras con ausencia.
De tanto aceptar
me duele la ampolla que el tiempo
no ha curado.
Los niños no lloran,
las niñas no rompen el cerco
del silencio.
La infancia es sagrada,
también el lenguaje lo es:
tengamos los conceptos
atados en las manos.
¿Hablé de las mujeres
y de los hombres?
¿De siglos alumbrados
por el ojo del patriarca?
No queda más sangre
en la boca sin lengua.
La herida
precede a las palabras.
Destapo el cadáver
hasta la mitad.
La furia es un grito
de venas oscuras.
Ni siquiera
el yo disuelto
me calma.

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