El bosque de Cedofeita
Fueron estas las calles que se alzaron para nosotros,
mal diseñadas, veloces bajo el fardo de nuestros aderezos:
símbolos de paño, mortajas,
música ligera con muchos violines y un coro de mujeres.
Pero el movimiento roza apenas la superficie de las cosas,
es la malla donde prendemos los ojos,
una especie de venda.
El bosque que conducía a la iglesia está bajo el cemento –
¿no lo oyes respirar?
Todo lo que crece sobre la tierra tiene la misma vocación,
las casas, el pasado el cuerpo en todo caso:
cualquier cosa segura desde el principio.
Y las plazas, que estaban al fondo de la noche,
es hacia donde vamos toda la vida
mal diseñadas, veloces bajo el fardo de nuestros aderezos:
símbolos de paño, mortajas,
música ligera con muchos violines y un coro de mujeres.
Pero el movimiento roza apenas la superficie de las cosas,
es la malla donde prendemos los ojos,
una especie de venda.
El bosque que conducía a la iglesia está bajo el cemento –
¿no lo oyes respirar?
Todo lo que crece sobre la tierra tiene la misma vocación,
las casas, el pasado el cuerpo en todo caso:
cualquier cosa segura desde el principio.
Y las plazas, que estaban al fondo de la noche,
es hacia donde vamos toda la vida
incluido en Arquitrave (nº 44, agosto de 2019, Colombia, trad. de Uberto Stabile)
(Fuente: Asamblea de palabras)
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