martes, 19 de mayo de 2020

Berta García Faet (Valencia, España, 1988)


EL DESAPARECIDO

Allegro moderato

El amor lo siento es un unicornio sublime una mentira
propaganda de los curas de los franceses de los publicistas
se lo llevaron a China lo apalearon lo quemaron
y ahora no existe qué lástima se lo tragó la metrópolis

Ya sé que le dijeron que podría encontrarlo en esta calle
pero le juro que ya no vive aquí mire mire estoy sola
Registre los cajones registre mi caja torácica
Sólo encontrará sistemas de ecuaciones muy elementales

La última vez que lo vi nevaba en un óptimo de Pareto
y el aeropuerto estaba colapsado de flores de un día
No conservo ninguna foto se tiraron como locas al río
cuando supieron lo del complot de los bovaristas

También a mí me apena la verdad es que era suave
olía bien era tan nutritivo y en verdad barato
Luego ya le digo lo secuestraron lo desnucaron
pero siguen hablando de él porque les conviene

El amor si es que así se llamaba nunca hay que fiarse
era un vecino discreto aunque ruidoso por las noches
Parecía sincero pero tal vez fuera una pose:
hay quien antepone a la verdad la estética

y así está el universo atiborrado de belleza
y cosas que se acaban y todo el mundo lamentándose
como si sirviera de algo como si, aun si estuviera vivo,
fuera a durar por siempre como las montañas

Así pues no insista no se enoje señor le engañaron
El amor está lloviendo en un gulag lo siento en un ojo
está en la tumba en la cárcel en la memoria de las viejas
y ahora es polvo de estrellas basura más vale que lo olvide







FUNDAMENTOS DE LA AGRIDULCE CICLOTIMIA

Así pues, ¡desgarramiento!
Y nada de mitades.
CARLOS EDMUNDO DE ORY

Lo sé: eres brontofóbica y frágil,
una conquistadora nata pero, en el fondo,
brontofóbica y frágil, un ser de deseo.
Tienes la costumbre estúpida e insana
de, cuando no crees en el amor (siempre en verano),
burlarte cruelmente de esa ex-creencia;
de, cuando crees en el amor, compadecerte
de los días del sí: dices tú fuera, placebo emético:

tú fuera
de mi cuerpo: fuera
a tu valle de carótidas y ojitos de chantaje psicológico. 

Así –lo sé muy bien– pasas la vida
desde un lado
reprendiendo al otro lado
(aunque también lo entiendes);
me tengo para siempre, te repites.

Pero
decir distimia no la suprime,
decir océano no lo suprime.

Como muchos labios-huracanes de este mundo,
vas en bicicleta
con qué sé yo qué fosforitas esperanzas.
Como la mayoría de los Tribunales Constitucionales
de Europa,
eres reactiva: calibras
los conjuntos y subconjuntos de los colores ajenos:
incluyes los deseos ajenos
en tus pulcras ecuaciones interiores
(son hipótesis);
caminas
(por no morirte)

alegremente: brontofóbica y frágil, sin embargo
musical
y espartana
(por no morirte: entiende esto: por no morirte).
Pero ¿frágil?
¿Dices frágil?
Nunca paras. Nunca paras.
Rompes cosas, moderadamente
te sientes mal un tiempo; si te despiezan
los labios,
los brazos-adminículos-topográficos-que-se-enganchan
en los labios del otro que siempre es un incrédulo,

simplemente
lloriqueas
cinco minutos y te limpias.

Pero
decir distimia no la suprime,
decir océano no lo suprime.





*(La Bella Varsovia, 2018)



(Fuente:  Transtierros)

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