jueves, 28 de mayo de 2020

Ashle Ozuljevic Subaique (Chile, 1986)


Tres poemas de Botánica



El agua que no se mueve
se congela
en Tierra del Fuego
se llena de sales
quienes pueden escucharla
terminan por comprenderlo
y se van

la lenga
tiene todas las ramas mortificadas
también le obedecen
algunas
y no saben cómo salir del calambre
que no hallan dónde empieza

pudo
papá
caminar por la estepa patagónica
reconociendo hierbitas empecinadas
que su madre no usaba para sanar los dolores
pudo su sangre
crecer en la hostilidad

caminar por la llanura
recordar el lugar exacto del cerco de madera que el tiempo ha despintado
recordar
no a su madre ni a sus pomadas contra la quemazón
única imagen que la vuelve humana

no el verano ni los primaverales amores
recordar
fue recordar al guanaco
que lo lanzó un par de metros
recordar
que lo pateó a una edad
en que los números eran difusos
y él ya era huérfano.

El ser que no se mueve
se desfigura
en Tierra del Fuego
acostumbrándose a los tormentos
pregúntale al ñire
pregúntale al michay

el agua que no se mueve
se congela

jugamos en el cementerio con
un bloque de hielo que alberga
musguito de la tumba de mi abuela
sphagnum magellanicum
un nombre borrado sin siquiera
plásticas rosas la flora
común de esta ciudad blanca en miniatura

el frío constriñe las moléculas
una densidad en la que nunca

existe siempre
el congelamiento
dificulta
la podredumbre
inhibiendo la descomposición
fortalece la muerte.










En la mucha sabiduría hay mucho sufrimiento;
y quien añade ciencia, añade dolor.
Eclesiastés 1:18


La pared celular es una capa protectora rígida
que permite
a veces
el paso de algunas sustancias

que no saliva ni semen ni lágrimas de esta mañana o la
pasada noche temblando
que no que no sangre, ante todo

es frágil y sin embargo
más fuerte que su interior:
he ahí la necesidad
el nacimiento de esta cubierta externa

se yuxtapone a la membrana plasmática
de la vida vegetal
bacteriana
fúngica

no existe en los animales
que tienen de sobra con colmillos
y cadenas de palabras que sueltan entre los labios.

Necesito
la pared celular:
digo soporte
digo protección
un guante:
celulosa polimérica de carbohidrato

pectinas, necesitamos, mi amor
que ayuden aunque sea a la adhesión celular de nuestras paredes adyacentes

hemicelulosa y polisacáridos
cosa alguna que nos dé fuerzas
y flexibilidad

¿será que la estructura provoca la ruptura?
demasiada turgescencia en la vulnerabilidad
o es que nunca desarrollamos plasmodesmatas suficientes
y nos fuimos muriendo en esta incomunicación vegetal.

Citoesqueleto cloroplastos complejo de Golgi lisosomas mitocondrias
y enormes
enormes
enormes vacuolas

de ser necesario
llenar la cama
con
peptidoglicanos.





Lathyrus odoratus


En las paredes de esta casa
cuelgan venenos tan hermosos
coloridos y perfumados
como las peores ponzoñas
el amor
y todos sus jugos

neurolatirismo o seducción
odoratismo o calentura
agonías lentas de neurotoxinas
por la boca muere el pez

del lathyrus, latirismo
del amor, enamoramiento
de la vaina
un incrustarse:
la entrada perfecta
es con fricción

no saben mis clarines
que
no se toca nada de lo que se toca
los colores son impresiones producidas por la luz
toda percepción es una mentira
penetrar
no es una penetración.

Dice Mati que Nancy dice
que entrar es tocar por dentro:

y es tan profundo el toque de la semilla
del lathyrus en tu garganta
que lo sigues sintiendo
mientras agonizas.





(Fuente: Vallejo & co.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario