viernes, 22 de mayo de 2020

Miyó Vestrini (Francia, 1938 - Venezuela, 1991)



Poema
 


Frente al dinosaurio de ojos pardos supe que
el retorno de mis antepasados se acercaba.
A su costado el anciano moribundo encendía
una hoguera de azufre.
Llovía
Apoyé mi mano sobre su boca húmeda de ternura presintiendo en la piedra
el paso de un cascabel infantil
y habló el dinosaurio de ojos pardos:
«Llévate la lluvia que apaga mi fuego ancestral y camina hacia el país de los eternos ahorcados.
El perro negro clavado en el centro de cuatro árboles
te hablará del hombre de tu única noche muerto
sobre la ebriedad de las puertas del mal cerradas»
Detrás del anciano moribundo sonrió mi abuelo
apretando contra sí su reloj de oro.
Sentí nostalgia por las doncellas misteriosas.
Todo había muerto.
A mis pies quedaba la herrumbre del dinosaurio
de ojos pardos y se acercaba inevitable,
el grito de mis antepasados.
A mis espaldas silbó un gato negro.
Era el ojo lunar de mi primer aullido frente al dolor.
 
 
 
 
 
Maracaibo, Abril 1956
Tomado de la Revista Arquitrave nº 21

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