La ciudad de las tijeras
.
En la noche oyes una tijera
tu mujer está dormida y no hay nadie más en casa
pero suena incomprensible
.
con sus caricias metálicas
cortando sin detenerse la oscuridad.
Debe ser una tijera de Bruselas
.
porque Bruselas es para ti
la ciudad de las tijeras.
Es fácil imaginarlo:
.
una encajera
de cofia ciega
y mejillas enrojecidas
.
en el aire estrecho de una habitación
apenas iluminada por dos o tres anillos de luz
con los dedos fríos
.
impredecibles
debe estar cortando tela allá
o tal vez alambres vivos
.
o vendas
o cabellos carniceros.
Y con la respiración
.
de las cuchillas que se atraviesan
sabe que todo lo que divide es un simulacro
una postergación
.
para no cortar el único hilo que verdaderamente importa.
No sé si tú serás ese hilo
o yo
.
o si todos debemos serlo en algún punto de nuestras vidas
tampoco sé exactamente qué sostiene
ni por qué ella lo cuida
.
en el encaje
como una estrella torcida.
Pero en Bruselas
.
ella deja un instante su trabajo
para cruzar con la tijera
un mensaje desesperado
.
que por una ofuscación del espacio llega aquí
y corta esta noche
en una música penitencial
.
tus oídos.
.
[de: Una mesa en la espesura del bosque]
( Fuente: Ginebramagnolia)
.
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