COCINA ECONÓMICA
¡Inmensa gratitud
a la existencia
que ha conservado
estas queridas cosas,
océano de
delicias, alma mía!
¡Oh, cómo todo en
su lugar se encuentra!
¡Oh, cómo todo en
su lugar persiste!
También hay
salvación en gran pobreza.
De la rubia polenta
la belleza
conmueve mi mirada;
el corazón,
por secretos
hechizos, sube a límites
del humano posible
sentimiento;
yo, si pudiera,
aquí querría morir,
me trajo aquí un
instinto. Indiferentes,
dos albañiles
cenan a mi lado;
y un viejito que el
plato sin el vino
ha consumido, en sí
se ha recluido
y en la dulce
tibieza acogedora,
como el niño en el
vientre de la madre.
Se parece, quizá,
a mi pobre padre
vagabundo, al que
madre maldecía;
un niño
estremecido la escuchaba.
Me siento aquí
cercano a mis orígenes;
me siento de
regreso a un lugar mío;
al pueblo en el que
muero, en que he nacido.
Versión Pablo Anadón
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