voy en caravana, lo busco con los ojos, con los sentidos, por la piel,
por los poros, lo persigo entre los rincones, lo descubro entre las
sábanas, entre las ropas, entre los papeles y las cajas, como animal
acorralado exploro escapar de la trampa, de los días pacíficos parecidos
al hogar, de esa seguridad que nos gusta tener junto a otro, corro como
fiera en busca del páter, de lo que no tengo, de lo que perdió la mujer
en la creación, reclamo encontrar lo que me completa, lo que me sella a
los escombros de lo ya vivido, me rebusco a mí misma para limpiarlo de
mi cuerpo, borrar toda huella, la luz es tan intensa que aligero por las
escaleras tratando de salir por alguna ventana, llorándome la lágrima
muy adentro, deseo sustraerme la sangre que me hierve cuando veo sus
cabellos mojados y como dios nórdico, con su sonrisa plena, mírame sin
más amor que el ahora, entonces, encuentro el cuchillo antiguo con el
cual hacer el sacrificio pero, todo es inútil, allá andan mirándome los
guatemaltecos, los españoles, los kurancos, los vikingos, mirando lo que
otros no ven, soñando la recreación eterna, huyo, me muestro
indiferente, me alejo de sus cosas, pongo mis manos atrás, no tocar ni
un año, ni un segundo pasado, que no me subsista ni una espora de la
África tropical que llevo en las venas, que no me quede ni el polvo de
un papel añejo que yo misma escribí y su tinta todavía me corre por la
piel, huir es lo que hacemos, yo soy la más que aguanta, lo sé, porque
no puedo ser la madre, la madonna, la mujer, la amiga, si no soy todas
las cosas, soy la que escribe poemas en prosa, la que recoge la empatía,
la que odia los finales felices (la hacen llorar), soy a la que
angustia la distancia, la que se hiere a sí misma, soy la que busca este
final, en caravana a otra noche.
incluido en
Poesía de Puerto Rico. Cinco décadas (1950-2000) (Fundación editorial El perro y la rana, Caracas, 2009).
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