Dejar
a Samuel Beckett
Dejar
de ser humano.
Ser
una roca por donde
la lluvia resbala,
un barranco de granito
lentamente descolorido.
O una estatua
luciendo una barba de gigante
o moho o verdín
en la plaza de alguna
aldea olvidada.
Un árbol reducido
por los vientos dominantes
a un diagrama de
ramas enmarañadas:
retorcidas, secas, solitarias.
Dejar
de ser humano
y permitir que los pájaros ensucien
tu cráneo, que los animales se posen
en la curva de tu brazo.
Volverse
un objeto, honrado
o no, según exija la ocasión;
mientras el tiempo te inclina de a poco
nuevamente a la tierra.
Trad. Gerardo Gambolini
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