viernes, 28 de noviembre de 2025

Mario Arteca (La Plata, 1960)

 

 

Monk, poesía argentina 


 

FUERA DE CASA, LA CASA

 

 
Siempre presentí que no me quedaría
en La Plata. Aunque hubiese sido
hostil a su cultura católica-patriótica,
no confiaba tampoco en el nuevo poder.
Y no eran los meses de encierro lo que
inspiraba rencor, porque sin ser cristiano
soy capaz de perdonar.
 
Hablemos con franqueza: manejar
los hilos es escribir hipócritas cartas
de agradecimiento, con conocimiento
de causa, y a raíz de una renovada
extorsión con dinero. Para qué
multiplicar los ejemplos.
 
Nadie tiene prisa en marcharse de un país,
si no se identifica con los campos en disputa.
 
 
 

PLATENSES SUFREN REVENTÓN

 

No es la distancia sino el estupor lo que irá pegándose
a las profundidades. Igual que incidir en sobresaltos
para una existencia que ya es puro contorno (mejor así:
ser previo que excluido). Imprecisa, floja ante tildes,
suya será la pantomima. Mirada exponencial,
pupilar hacia el Cristo: aquel menudo servicio dominical
para platenses; detrás de toda luz encuentro el estampido
de las cosas: hay reflejo, vida semejante, y mientras
se mejora en el aspecto, será constante el “rompan fila”.
El tris en que se licúa una vida, tras ponerse en corto.
¿es? Ahora musgos, después paneles, y la experiencia
circulando por una jungla de mallas hasta intoxicarse,
al punto de traducir grafías para estuches de betón.
Hasta el presente se ocupan de su objeto, luego
Objetivo; después, objeción. Más tarde obstáculos.
 

 

de la sección DIAGONALES, del libro CUANDO SALÍ DE LA PLATA. 

 

(Fuente: Marcos Herrera) 

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