Como
extravié a mi crítico
interior,
escribo.
Nazco
del despojo
igual a silencio:
pajonal, ponchito,
africanos rojos decadentes
y alpargatas sin espuelas.
Como
espejito de navidades,
la presunción
sube y baja,
única criatura
que empuña
cuchillo
y se corta
la muñeca
en esta pensión
menesterosa.
Sólo
soy un yo
itinerante,
me-ti-cu-lo-sa-men-te
no yo,
en las redes
de estas arenas movedizas
y oropeles.
- Inédito -
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