QUIÉNES SOMOS
Debe haber una verdad que no se sabrá nunca.
Una emoción compleja, oculta, invisible
porque no tiene nombre ni definición
porque al expresarla oscurece,
se dispersa entre sensaciones conocidas.
Nadie ha podido violar su secreto
virgen desde siglos
lo más sutil, lo más celeste
apenas etéreo como aroma de sueño.
Debe haber una verdad que no se sabrá nunca.
Una emoción inadvertida, inmaculada, inextirpable
que no ha sido herida ni por una mirada
ni vista por nadie imaginado
no ha salido del labio
y acaba flotando entre la fronda emotiva
desbautizada, huérfana, anónima.
Es el murmullo de una verdad oculta.
Es un sentimiento inaccesible, inclasificable.
Sabes de lo que hablo.
Basta con estar brevemente vivo,
ligeramente anciano,
eternamente niño,
llegamos a destiempo a conocerla.
Y se queda silbando bajito en la penumbra
despertándonos un misterio vital,
un instinto de búsqueda
equilibrando el borde con el abismo.
Sin prisa sin pausa
Chivilcoy, Buenos Aires, Argentina
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