La revelación del relojero (Remedios Varo, 1955)
¿Cómo detener al mundo
sin acelerar al tiempo?
¿Qué presagios remienda
sobre la mesa
el relojero que se guarece
a la sombra de sus sueños?
El mecanismo,
la sustancia misma del silencio.
La persistencia intemporal
de este minucioso misterio.
(Cuando mil relojes al unísono
subvierten asterismos
sin dislocar en tierra ningún pétalo;
cuando las migajas de la muerte
manejan a su antojo
los hilos azules del firmamento:
nos podemos calmar o trizar con la mirada
el rostro de aquel extraño que se hunde
sin remedio hasta el fondo del espejo...)
A beber a cada instante
de aquella savia que se derrama
antes de ser sorbida por los labios;
a callar en alguna noche desvaída,
pálidamente enmudecidos,
entre manecillas de sílabas salpicadas,
a callar por siempre
en cada una de las palabras de nuestros ancestros...
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De: «𝘌𝘭 𝘪𝘯𝘴𝘰𝘮𝘯𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴» (2024)
(Fuente: Grover González Gallardo Poesía )
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